El presidente de la República, en su afán de defenderse de los ataques lanzados contra la financiación de su campaña para la elección presidencial, donde al parecer llegaron dineros calientes según lo revelado por su propio hijo, alborotó nuevamente el episodio de la financiación irregular de Odebrecht a las campañas de sus más recientes antecesores en la Presidencia y no deja títere con cabeza.
El mismo Presidente ha requerido públicamente para que se reabran las investigaciones por las eventuales contribuciones económicas irregulares a las campañas de las elecciones presidenciales, especialmente las de los años 2010 y 2014. También acusó a la Fiscalía de dejar salir del país a los responsables de los ilícitos.
Además, se conoció recientemente el acuerdo entre el Grupo Aval, Corficolombiana y el Departamento de Justicia de Estados Unidos y la Comisión de Valores de ese país (SEC). Al parecer, en estos documentos se afirma que la plata de Odebrecht sí entró a la campaña de la reelección, en 2014; a la del 2010 no hay duda, pues el mismo gerente lo confesó, admitiendo que Odebrecht pagó una factura de 450.000 dólares por afiches a la cuenta de una empresa creada en Panamá, bajo la asesoría legal de Mossack Fonseca, una firma salpicada en el escándalo de los Panamá Papers.
Se menciona en dicho documento al “colombian oficial 3”, alguien con identidad cifrada, quien aproximadamente en mayo de 2014, por solicitud o iniciativa de José Elías Melo, presidente de Corficolombiana, se reunió con el Sr. Eleuberto Martorelli, alto ejecutivo de Odebrecht. Según el documento, el interés de Martorelli se enfocaba a la ampliación de un contrato con la vía Ocaña-Gamarra, durante el gobierno Santos.
Por su parte, la Fiscalía anunció la imputación a sesenta personas relacionadas con los sobornos de Odebrecht y concluyó formalmente que está probado que la multinacional de los sobornos aportó 3.540 millones de pesos para las elecciones de los años 2010 y 1014.
Se menciona por la Fiscalía a Víctor Eduardo López Cuéllar, un empresario colombiano dedicado al comercio de carros de lujo con operaciones internacionales, quién al parecer habría actuado como intermediario con la División de Operaciones Estructuradas de la Compañía Odebrecht del Brasil, para canalizar los recursos destinados a los presuntos sobornos.
Así fue el modus operandi de Odebrecht para corromper a líderes políticos en toda América Latina con el fin de obtener millonarios contratos adjudicados a su favor gracias a los sobornos. Panamá fue un país fundamental para circular los dineros sin levantar sospechas.
También salieron a la luz las participaciones de importantes jefes políticos colombianos y directivos de la campaña en el entramado delictivo.
Ya han pasado varios años de todos estos sucesos, muchos hechos electorales se han consolidado y a lo mejor, algunas acciones ya han prescrito; pero, ante todo, los ciudadanos tenemos el derecho a conocer la verdad de todo lo sucedido.
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