Antisemitismo

 “El antisemitismo nunca es un fin, siempre es un medio; es un criterio para medir contradicciones que no tienen salida”.

 Vasili Grossman.

Antisemitismo tal vez sea el vocablo que más coerción ejerce dentro del pueblo judío. De forma involuntaria, claro está. De forma ajena, pero no en todos los casos. Esa coerción que incide de forma directa en la voluntad y la conducta de los individuos. Sin embargo, ese proceso coercitivo forma una cohesión. La cohesión como relación estrecha entre un grupo de individuos forma la identidad necesaria para sobrevivir en el tiempo. 

El antisemitismo hace que los judíos sean especiales. La persecución que se ha enfocado en contra de los judíos convierte al morboso espectador en un aficionado, un “amateur” de las tribulaciones de Israel.

Sin embargo, el antisemitismo, es decir, el odio hacia el pueblo de Israel, casi siempre gratuito, ha cobrado las vidas de muchas personas a lo largo de la historia. Personas inocentes, niños, ancianos, mujeres embarazadas, bebes, etc., mártires y más mártires es lo que tiene el pueblo del libro. La Tora advierte a los hijos de Abraham de forma temprana sobre estos sucesos tan desafortunados. Pero, dentro de una colectividad, que, a pesar de no ser grande en cantidad, es una colectividad y además que se hace notar, los judíos transitan caminos arriesgados, contracorriente y decisorios. 

Antisemitismo va más allá de hostilidad y prejuicios, la historia reciente lo demuestra y la no tan reciente también. Querer erradicar de la faz de la tierra a un pueblo, querer exterminar a todas las personas de una colectividad no es normal. Como no es normal tampoco que, ante tantos agravios, persecuciones, exilios, asesinatos y en general mermas poblacionales, aun exista pueblo judío y además luego de un exilio tan remoto en tiempo como en espacio, exista un estado judío bajo el nombre Israel y en el territorio donde otrora fue.

Otra definición, mucho más completa, es la acuñada el 26 de mayo de 2016, en la que los 31 países miembros de la IHRA (International Holocaust Remembrance Alliance) adoptaron una definición práctica, jurídicamente no vinculante, de antisemitismo: 2El antisemitismo es una cierta percepción de los judíos que puede expresarse como el odio a los judíos. Las manifestaciones físicas y retóricas del antisemitismo se dirigen a las personas judías o no judías y/o a sus bienes, a las instituciones de las comunidades judías y a sus lugares de culto”.

El antisemitismo pareciera convivir con los judíos sin explicación. Donde hay un judío hay antisemitismo e incluso donde no los hay. El antisemitismo no es inerte y no esta erradicado, late dentro de miles de corazones, pero Israel es más que eso y prevalecerá sobre ello. Es preocupante ver como personajes antisemitas se multiplican cada día más y observar cómo toman el poder de naciones incluso. Bajo la bandera del antisionismo o de estar en contra de Israel, ejercen un nuevo antisemitismo. También entidades transnacionales, todo tipo de organizaciones no gubernamentales, etc., son focos de antisemitismo. Son cifras que pueden llegar a ser alarmantes, sumado a lo que se puede llegar a apreciar en las redes sociales en contra de Israel y los judíos, pero ¿en qué momento se sale de las manos? 

Ahí es donde debe haber respuestas, medidas preventivas, criterios y nuevas políticas para frenarlo a tiempo. 

@rosenthaaldavid