GLOBAL
Volvió el circo

ES urgente calmarnos y serenar los espíritus antes que la histeria de quienes protestan con rabia alborote el avispero.

El país es hoy un reverbero, un chispero social.

Parece que al pueblo acaba de volver el circo con funciones mañana, medio día y noche.

Una fracción de la sociedad se comporta igual que los políticos, a la brava y con poco raciocinio.

Un germen está matando la anatomía social: la desconfianza.

Aquí nadie parece confiar ni creer.

Certidumbre no llega a hogares y el optimismo es un bien de lujo, exclusivo a quienes disfrutan mieles del poder o riqueza.

La furia con que colombianos de bien reaccionan contra presencia de integrantes del partido de las Farc pasa mucho por desilusión y desesperanza.

Familias buenas de Colombia saben perdonar, pero olvidar y cerrar cicatrices tarda más que un proceso de paz.

Lina María Morales, emprendedora maestra de idiomas y ciencias sociales en Pereira, describió el quid del asunto: “Es mejor una paz imperfecta que la guerra”.

A la profesional no le cuadra que el candidato presidencial de las Farc sea el mismo que lleva a cuestas crímenes atroces y actos de barbarie sin que la justicia ordinaria lo haya tocado.

Es como poner a un pervertido, maniático o corrupto a dictar clases de ética, comparó la profesora.

Como ella, hay millones de colombianos indignados.

Gentes a las que no les cabe en la cabeza que un delincuente sea absuelto con tantos beneficios y que muy orondo hoy exhiba su candidatura presidencial.

Personas indagadas en Armenia y Pereira sobre lo sucedido el pasado fin de semana con el aspirante de las Farc, coinciden en que aún no asimilan las gabelas dadas por el Gobierno a esos terroristas.

Señalan que acogen el acuerdo de paz como salida necesaria a la reconciliación.

Lo que no avalan es que los miembros de esa guerrilla terrorista hayan ido a dedo, con el favor del Ejecutivo, a la política.

Les indigna que quien atacó la población, secuestró, torturó y derramó sangre de gentes inocentes, haga un paseo ahora por la democracia queriendo ser el Presidente de los colombianos. Y financiado con dineros de los colombianos.

Quieren en resumen, que primero sean sometidos, juzgados y condenados. Y que luego de purgar penas la justicia determine si quedan habilitados o no para aspirar a cargos de elección popular.

También sugieren personas del Eje Cafetero que debería haber una especie de ‘colador’ para impedir que cualquier bandido aspire al Congreso o a la jefatura del Estado.

Quienes están con el agua al cuello por crímenes de lesa humanidad no tendrían, ni de riesgo, porque aspirar a representarnos.

Subversivos que se acogieron al proceso de paz y que en su revolución no se vieron forzados a cometer crímenes o violaciones, pues déjenlos aspirar.

Lo grave es que son las cabecillas, los artífices de 50 años de violencia y caos quienes tienen preferencias y beneficios del Estado para ir a las urnas.