Es quizás del mundo de la cultura donde florecen las mejores almas de la paz. Ya Píndaro hace más de dos mil años nos hablaba de la poesía y la literatura como las máximas expresiones de la espiritualidad y Sófocles, Esopo, Hesíodo, Eurípides y tantos otros encontraron en ella la manera de vivir bien y de trascender.
Por eso es que no dejo de salir de mi conmoción, de esas plagas de alegría y superlativa satisfacción al ver cómo una escuela de artes colombiana es capaz de contar con la confianza de la más importante y reconocida escuela de música y artes del mundo entero. La alianza entre Emmat y Berklee College of Music de los Estados Unidos se renovó en esos términos y en torno al amor a la cultura con un magistral concierto en el Teatro Julio Mario Santo Domingo, el pasado 7 de marzo en Bogotá.
El presidente de Berklee no paró de elogiar nuestra riqueza cultural como tampoco de presagiar buenos augurios cuando de desarrollar nuestro talento y potencial artístico se trata. Los que allí estuvimos disfrutamos de los sabores culturales de cada rincón de nuestra patria: Toto la Momposina, Carlos Vives y cada uno de los participantes descrestaron más allá de su reconocido talento, brillaron por su humanidad, su carisma, su regocijo por el arte y su generosidad para con una nación que todavía no encuentra suficiente valor y prestancia al mundo de la cultura.
A Alejandro Cajiao Londoño, a su equipo de directivos y docentes y a sus estudiantes, Colombia entera le empieza a deber una de las más grandes acreencias, la de la gratitud. Se la han jugado por llenar ese espacio, por rellenar los huecos que la miseria y la pobreza dejan y que suelen ser los más profundos, a saber, los de la desilusión y el desgano. Y para ello se valieron del arma más fantástica y más hermosa, la de la cultura y las artes.
Quiero entender que con su música no solamente proyectan profesionales y artistas, sino esperanza e ilusión. Sí, tal cual, como Píndaro, Eurípides y Sófocles y tantos otros a los que hace más de dos mil años y en un ambiente de guerra y barbarie le apostaron a la cultura y terminaron construyendo lo que hoy se suele conocer como “occidente”
Por tanto, por eso y por lo que viene, auguro éxitos a Emmat y me inclino ante la majestuosidad de su obra y, más aún, de su inexorable legado.
*Miembro de la Corporación Pensamiento Siglo XXI.
@rpombocajiao
- Inicie sesión o regístrese para enviar comentarios