FRANCIA MÁRQUEZ
"Nobel de medioambiente"

“Los planes para proteger el aire y el agua, lo salvaje y la vida silvestre, son de hecho planes para proteger al hombre”

Stewart Udall

 

Hace años que el diario El Nuevo Siglo me abrió sus páginas para expresar mis ideas y mis comentarios sobre el acontecer nacional y mundial; en ellas he sostenido que nuestros indígenas, comunidades afrodescendientes y los raizales de varias zonas del país, son los verdaderos defensores del medio ambiente.

Como no tienen en sus mentes las ansias del dinero rápido y fácil, poseen un gran respeto por la madre tierra y son conscientes de que de ella depende nuestra supervivencia.

Nuestra compatriota, Francia Márquez, lideresa afrodescendiente, con 36 años, dos hijos, víctima de la guerra y oriunda de la vereda Yolombó, municipio de Buenos Aires, en el norte del Cauca, obtuvo reconocimiento internacional a su labor y  ganó el 'Nobel de medio ambiente' por imponerse a las retroexcavadoras que entraron violentamente a su comunidad, destruyendo la fauna y la flora, contaminando los afluentes con más de treinta toneladas de los mortíferos  mercurio y cianuro, que recorrían más de 230 kilómetros a lo largo del territorio amazónico.

Testigo de esa violencia de la avaricia humana y los deseos de conseguir plata por encima de los derechos de los demás, decidió estudiar Derecho para poder defender a su gente y detener las actividades de minería ilegal en La Toma y en las orillas del río Ovejas.

En las noches ella salía a pescar con sus abuelos y su señora madre y allí, en medio de la luz de la luna y con el arrullo del correr de las aguas, entendió que ese entorno les pertenecía y no podía dejarlo destruir por las manos salvajes del hombre.

Fue así como emprendió en el 2014 una gran campaña de defensa de su territorio ancestral y convenció a otras mujeres de su comunidad, marchó durante diez días y 350 kilómetros para venir a Bogotá, acampó durante 22 días frente al Congreso y presionó al Gobierno con el fin de detener la extracción de oro en la región. No es para menos que después de conseguir que cesaran esas actividades, hoy Francia la distinga con este "Nobel de medioambiente", porque logró frenar esa orgía amarilla que estaba destruyendo la fauna, la flora, las fuentes de agua, los cultivos del pan coger y poniendo en alto riesgo la vida de sus habitantes, por la contaminación y porque desaparecían a quien se opusiera a la explotación minera.

El reconocimiento le fue entregado por la Fundación Goodman junto a Claire Nouvian (Europa), Makoma Lekalakala y Liz Mcdaid (África), Manny Calonzo (Australia y Naciones insulares), LeeAnne Walters (América del Norte) y Khanh Nguy Thi (Asia).

Francia ha expresado que el premio es el reconocimiento a la apropiación del territorio como espacio de vida, no solo como un pedazo de tierra para llenarse los bolsillos de plata. Ahora dice: “estoy más convencida de que hay que apostarle a la dignidad de vivir en paz, en un territorio tranquilo y donde se vea la necesidad de respetar el medio ambiente”.

lorenarubianof@gmail.com