OPINIÓN ORBITAL
Pensando con el deseo

Hay momentos en que el panorama político colombiano parece muy complicado y otros momentos se presenta como bastante claro. Faltando menos de un mes para los comicios presidenciales, lo único evidente es que hay una guerra de y por las encuestas, en vez de una sana confrontación de ideas y de programas. El mejor resumen de esta caótica situación lo proyecta un costoso aviso, a pleno color, con el que Cambio Radical intenta demostrar que hay una manipulación de sondeos en favor de Iván Duque. Y como está pasando con los resultados de éstos, en vez de aclarar confunde.

Así las cosas y pensando más con el deseo, uno quisiera imaginarse un panorama electoral con una ronda final entre Iván Duque y de Germán Vargas Lleras.

No será fácil llegar a esta instancia, pero cada día es más evidente que es la que más conviene a Colombia. La piedra en el zapato, desde luego, es la candidatura de Gustavo Petro. De justicia es reconocerlo: su candidatura ha sido, si bien la más controvertida, también ha sido la más exitosa de cara a los sondeos públicos y a la asistencia a las plazas regionales. Nunca da el brazo a torcer y no mide las consecuencias de muchas de sus afirmaciones que no pocas veces son temerarias, sino también contradictorias. Lo más preocupante: lo que no dice más que lo dice.

Con relación a la candidatura de Iván Duque hay que destacar que ha sido, a pesar de que esté respaldada por el expresidente Álvaro Uribe y sus huestes huracanadas, un viento fresco en la política por el talante y el estilo del candidato. Joven, brillante, preparado y hábil en el manejo de la tarima, del micrófono y de las cámaras. Es una figura que estamos segura de que, pase lo que pase, tendremos Iván Duque para rato.

Germán Vargas Lleras quien, por desgracia, en no pocas ocasiones es más Vargas que Lleras, es sin la menor duda un gran candidato y nadie puede negar que ha llegado donde está puro pulso personal y profesional. Su principal empeño ha sido demostrar que es el mejor preparado y el más capacitado para conducir la nave del Estado. Pero también debe tener claro que es ahora o nunca, porque de perder el bus de la historia no se ve otra estación, ni cercana ni lejana, para poder abordarlo. Él sabe manejar maquinarias políticas, lo que no parece conocer mejor es como ganarse los votos de opinión independientes.

Vargas en cuanto a la U puede contar con un millón de papeletas. En cuanto al conservatismo, su atávica indisciplina y porque no decirlo, su falta de visión institucional, no haber tomado una determinante y clara posición en favor de Duque o de Vargas, lo está convirtiendo en un actor de segunda y no en un actor protagónico. 

Adenda

Se habla mucho de que vivimos en una sociedad pesimista. Pero ¿Cómo evitarlo si eso es lo que destilan a diario los medios de comunicación que alimentan nuestro espíritu?