Rafael Moreno, un periodista, un colombiano, una persona de bien. Parece que son características, no muy buenas, por ilógico que pareciera, lo llevarían a su muerte. Algunos pensarán que el mismo se cavó su tumba, pero se equivocan, pues quien denuncia, investiga, trabaja por el bienestar social, o por lo menos lo intenta, no es quién es esta en el equívoco, mientras que la impunidad, los chantajes, los sobornos, y todas las malas prácticas dentro de lo público como de lo privado son totalmente inaceptables, inmorales y repudiables. Vivimos en una Colombia en la que, con mucho dolor hay que decirlo, las malas prácticas y las actitudes activas hacia el crimen, la injusticia y la impiedad se convierten en una realidad difícil de entender.
Un periodista como Moreno, es lo que en realidad es un periodista. Qué lástima que no haya respeto hacia la vida de los ciudadanos, y en este caso de los periodistas en específico. El ilustrado periodista, entre otras cosas, don José María Vigil bien, dijo que: “La libertad de prensa, lo mismo que todas las libertades, tendrá sus inconvenientes, tendrá sus peligros; pero con todos ellos es preferible a la tranquila placidez del despotismo, como decía Tácito”. Y bueno, Vigil, que había bien estudiado filosofía e historia, invocando a Tácito, autor de los Anales y las Historias, concluye que la libertad tiene un precio más alto que el despotismo, en un sentido figurado, pues la libertad es más difícil que alcanzar, en cambio, el despotismo está siempre al acecho de la presa, que se llama libertad.
Moreno fue asesinado por un cobarde sistema corrupto e ilegal, que lamentablemente impera en nuestro país.
El difundo oriundo de Montería trabajaba en una gran investigación sobre la corrupción de su municipio. Corrupción de cientos y hasta de miles de millones de dólares, que se reflejan en un gran daño social que divide a las clases de una forma real, pues existe una oligarquía corrupta y narcotraficante.
En la investigación de Moreno figuran unas personas claves que tienen relación directa con la financiación de la campaña política de la familia Petro en esa zona, su tierra, como reclaman ellos. Sin embargo, Moreno tenía claro que su trabajo le era de alto riesgo. A pesar de todo, y haciendo uso de la tecnología, decidió subir todo su material investigativo y acusatorio a la plataforma de Forbidden Stories a través de la SafeBox Network. Esta interesante herramienta sirve a los periodistas que se encuentran perseguidos, a causa de su profesión y de su misión, a tener la de que su trabajo se conozca y no haya sido en vano.
La Unidad Nacional de Protección, como lo demuestra la Flip, (Fundación para la Libertad de Prensa) rechazó varias veces la solicitud del periodista de ser protegido.
Rafael Moreno deja un legado en el cual ya están trabajando por lo menos 30 periodistas y más que todo fuera de Colombia. Pues aquí no es claro si hay un periodismo objetivo, transparente y sin intereses de por medio.
Clientelismo, corrupción, narcotráfico y lavado de activos. Esa es la realidad de Córdoba, y ahora más que nunca eso debe cambiar. Ojalá, se investigue al tal Clan Calle, que según lo que se escucha es como una “familia siciliana” en Colombia. Gabriel Calle Aguas, cercano a Petro, exdirector de una de sus campañas municipales y ahora en carrera por la gobernación de Córdoba en las próximas elecciones, debe ser investigado. Al igual que las pesquisas de Moreno a Espedito Duque deben continuar. Se denuncia su relación con el fiscal, el ocultamiento de la vejación sexual de una menor por parte de su hijo y millones de dólares desviados por contratación.
Mataron a Rafael, pero no lo pudieron silenciar.
Twitter: @rosenthaaldavid
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