El dictador tropical Nicolás Maduro tuvo que dar fin a su moneda inservible conocida ya hace algún tiempo como el “Petro”, con la que planteaba un innovador sistema de intercambio económico y por supuesto un sustento ficticio a la economía venezolana cimentada en el petróleo. La moneda de Maduro fue un fiasco, tal vez solo sirvió para lavar el dinero del narcotráfico, que es el verdadero sustento de su economía fantasma, llena de desigualdades y de sangre.
Adiós al Petro en Venezuela. Y, ¿en Colombia qué? También adiós al Petro, pero no a la moneda claro está sino a lo otro. Que es por supuesto mucho peor. Nadie lo quiere ya. No hay legitimidad en su gobierno, y es que él se ha encargado de ello. Ataques constantes a la economía del país, luego ataques constantes a la institucionalidad de la nación, luego ataques a las fuerzas militares y a la Policía Nacional en específico, y para rematar ataques violentos a la prensa, a la libre expresión y a los periodistas que tratan cómo pueden y cómo deben de intentar desenmascarar y sacar a flote el gran desfalco que está viviendo Colombia en todos los sentidos y en todas las áreas.
Lo del coronel Óscar Dávila es inaceptable, no se puede silenciar este suceso. Fue mandado a suicidar. Hay mucho aún que no queda claro y qué no sale a la luz. ¿Cómo es posible salgan tan rápido a asegurar que fue un suicidio?
15 mil millones de pesos es poco para las cantidades que manejan en efectivo en el Palacio de Nariño, en el Congreso y hasta en las embajadas, como la que se reabrió recientemente en Venezuela.
Dineros del narcotráfico por supuesto, dineros que tienen que mover en efectivo, en dólares o pesos y que no pueden declarar y además que asimismo sistemáticamente evaden impuestos. Economías subterráneas que hasta en el subterráneo del palacio presidencial pasan por oscuras manos.
Hay un problema de base, y es el de las teorías socialistas que tanto daño hacen, no por lo que son en sí, porque en realidad son muy rosas y hasta románticas, y tan perfectas, que suenan tan bien, que, como las grandes estafas, engaños y mentiras, son irrealizables.
Mayo del 68, ahora que Paris está bajo fuego, es uno de los sucesos más siniestros para el mundo occidental de los últimos siglos. Una teoría socialista o varias más bien, que impulsaron a que los estudiantes de las clases más altas de la sociedad francesa y occidental en general, y más allá, pues hasta esas ideas llegaron a Sudamérica para nunca irse y para hacer mucho daño. En los claustros de la enseñanza y en las aulas del saber se cocieron planes casi que anárquicos y anárquicos incluso para desestabilizar a los gobiernos y a las clases productoras.
Casi todos los teóricos, en aquel entonces estudiantes de filosofía o humanidades, apoyaron y aportaron este movimiento insurgente formulado por esos jóvenes, en algunos casos parte de la aristocracia y de la alta burguesía de sus respectivas naciones.
Los principales críticos de mayo del 68 fueron principalmente la clase política y los medios de comunicación. También hubo críticas por parte de algunos intelectuales y académicos que consideraban que las protestas eran caóticas y carecían de un objetivo claro. Además, algunos sectores de la sociedad francesa, como los trabajadores y los agricultores, también se mostraron críticos con las protestas, ya que consideraban que estaban perjudicando la economía y la estabilidad del país. Foucault, Sartre, Debord, Marcuse y Glucksmann, son los más relevantes filósofos que estuvieron en contra de Mayo del 68, luego de haberlo respaldado.
Al igual que se le dio adiós al Petro y a la teoría marxista materializada en Mayo del 68, hay que decirle adiós también a Petro.
Twitter: @rosenthaaldavid
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