El gobierno presentó la política de seguridad, defensa y convivencia ciudadana, un documento bastante ambicioso en esa materia, tan importante para el país, el gobierno y la ciudadanía, Lo amplio del título nos permite soñar con una Colombia excepcional, pues de lograse la convivencia, todos los otros aspectos quedarían soportados y convertidos en insumo obligado no solo de seguridad, sino de la paz total que pregona el gobierno.
Las campañas de prevención, protección y autoprotección contempladas en la política, no son nuevas ni mucho menos, porque la fuerza pública desde tiempos inveterados, ha realizado una serie de acercamientos con las comunidades, buscando su empeño en la seguridad tanto personal, como regional y nacional, estrategia que, de acuerdo con el compromiso de los gobernantes regionales, ha progresado, estancado o desaparecido.
Sin embargo, la semilla del proyecto puede dar los frutos deseados si desde el alto gobierno toman cartas en el asunto, evitando que se quede en letra muerta, como ya ha sucedido, y dar paso a una política en tal sentido, encabezada por personas experimentadas, conocedoras y comprometidas en el desarrollo del ambicioso plan. Así mismo, que cuenten con los recursos, el personal y equipo suficiente para diseñar estrategias, métodos y programas que lleguen al ciudadano y sus entornos, tanto familiar, como social, laboral y educativo.
No cabe duda que la comunidad organizada, dirigida y acompañada por las autoridades se puede convertir en autosuficiente, generando comunicaciones fluidas y puentes permanente de información con autoridades, fuerza pública y comunidades cercanas, lo que identificaríamos como convivencia regional. Este es un ejercicio de largo aliento, porque debe ser sostenible en el tiempo, pues de lo contrario peligraría su fin último, como es la defensa de las comunidades ante la presencia de amenazas venidas de actores ilegales o violentos, interesados en permear comunidades, ciudades o regiones enteras.
Seguramente existan serios riesgos, como la desviación de la organización hacia grupos bélicos con fines personales, económicos, filosóficos o políticos, pero esta amenaza es fácilmente detectable y combatible en cada sector, por los líderes comunales, que la organización en su desarrollo, mediante capacitación y formación tendrá para el perfeccionamiento y consolidación.
Si me lo permiten, quiero llamar la atención en un aspecto bien importante para el éxito del programa y es la motivación, no solo destinada a los componentes de la sociedad, sino hacia los promotores y gestores, porque los unos estarán dispuestos a colaborar haciendo parte activa del grupo en la medida que vean resultados y compromiso estatal. En cuanto a los segundos, deben recibir contantemente refuerzos, equipo, formación, auxilios y reconocimiento por su ardua labor.
La política del gobierno está bien enfocada, pero sola no avanzara y menos sin una organización seria, admirativa y disciplinada, que vaya haciendo doctrina y tradición en diferentes zonas.
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