Una nueva chance

El International Booker Prize es un galardón literario relativamente joven que ha ido ganando tracción en el mundo editorial con cada nueva entrega hasta posicionarse como uno de los principales honores que puede recibir cualquier autor de habla no inglesa. Y aunque Iberoamérica suele colar siempre algún representante en la lista de finalistas, como Samanta Schweblin con “Distancia de Rescate” en 2017 o nuestro Juan Gabriel Vásquez con “La Forma de las Ruinas” en 2019, lo cierto es que seguimos siendo la última gran geografía literaria que falta por ganarlo. Ya se lo llevaron Albania, Nigeria, Hungría, Israel, Polonia, Omán, Holanda, Francia y, más recientemente, la India. 

La competencia es feroz, pues al participar sólo las traducciones a inglés que salieron al mercado británico en un determinado período, es posible encontrar muy buenos libros que fueron publicados originalmente hace ya muchísimos años pero que por obra del poliglotismo resucitan para estar en carrera nuevamente con todas sus virtudes. Tal es el caso de “La Vegetariana” de Han Kang, el cual se llevó el galardón de 2016, superando a “Una Sensación Extraña” de Orhan Pamuk y a “Muerte por Agua” del recientemente desaparecido Kenzaburo Oé, ambos ganadores del Premio Nobel, aun cuando su primer tiraje en Corea del Sur data de 2007. Así, el premio es más un reconocimiento a la oportunidad que a la actualidad.

Este año, sin embargo, tenemos una nueva chance de la mano de la española Eva Baltasar y su novela breve “Boulder” (2020), la segunda entrega de su aplaudida trilogía de relatos que empezó con “Permafrost” (2018) y concluyó el año pasado con “Mamut”. Escrita inicialmente en catalán y lanzada en simultánea con su traducción al castellano, “Boulder” cuenta la historia de una mujer que, deambulando como un ente en la recia vida en altamar de las costas de Chile, decide dejarlo todo para mudarse a la gélida Reikiavik cuando conoce a Sasha, una islandesa con quien cruzó miradas una noche en un bar y de quién supo inmediatamente no se querría volver a separar nunca más.

Escrito en clave de un monólogo interior de menos de 150 páginas, Baltasar nos permitirá profundizar en la intimidad de los pensamientos de Boulder, en donde presenciaremos una amplia gama de sentimientos conforme avance el tiempo y tanto ella como su relación con Sasha maduran y se transforman. Desde la ilusión de los comienzos al desengaño de los finales, pasando por la incertidumbre del futuro, el tedio de la rutina y hasta la maravilla del descubrimiento, Baltasar crea un relato que destaca por la sencillez de sus hechos y la complejidad de la mente de su protagonista.

No será hasta el próximo 23 de mayo cuando en el astronómico Sky Garden de Londres se anunciará al ganador y para entonces sabremos si “Boulder” conseguirá hacer historia o si, por el contrario, será derrotada por “El Evangelio del Nuevo Mundo” de Maryse Condé, quien también está en el sonajero del Premio Nobel hace rato, o cualquiera de las otras plumas finalistas. Desde aquí, la mejor de las suertes para Baltasar.

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