ATISBOS
Seguridad, el clamor de las regiones (II)

La insistencia de los gobernadores ante el deterioro de la seguridad, sumado a la incertidumbre que mantienen las regiones como consecuencia del cese al fuego de la paz total y sus efectos, junto con la necesidad de dar garantías al proceso electoral, encontró ¡por fin! eco en el gobierno nacional. Esperemos que esta articulación institucional nos permita ver, en los próximos meses, la reversión del temor que tienen tanto gobernantes como la gente en general, por las diarias noticias, que pasaron de la sola percepción a una latente inseguridad circundante.

Alejándose del largo nombre que se le dio a la reunión: Encuentro de territorialización de la política de defensa, seguridad y convivencia ciudadana “garantías para la vida y la paz 2022 – 2026”, lo más importante fue la presencia del gobierno -que había hecho falta- en cabeza del ministro de defensa y de los altos mandos militares e incluso la del alto comisionado de paz y del viceministro de justicia (que responde por el hacinamiento carcelario), porque es claro que están en juego: la seguridad y defensa de las regiones y ciudades, que requieren como vértice de una articulación institucional con resultados, tanto en tiempos de normalidad y con mayor razón en estados críticos.

La prevalencia del orden se reconoce entonces como una necesidad, sin distingo de ideología, que no sólo interesa al buen conservador como pilar de su doctrina, sino que toda Colombia clama porque no echemos para atrás en las condiciones de defensa y seguridad, en el cierre al crimen y en volver a vivir en ciudades seguras, parafraseando el lema de Álvaro Gómez Hurtado.

El peso de la responsabilidad, en este sentido, de los gobernadores y alcaldes como representantes (agentes del presidente) para el mantenimiento del orden público es muy alto y las condiciones de resquebrajamiento, por supuesto, los agobia. Bien dijo, el gobernador de Antioquia que el tamaño de la responsabilidad los obliga a hablar con franqueza.

De ahí que en las conclusiones de esta reunión se parta, entre comillas de la importancia de trabajar unificadamente por la prioridad más grande del país: la seguridad, la defensa y el cuidado de la vida (Aníbal Gaviria). Muy teso es para alcaldes y gobernadores ver palidecer a sus gentes ante el aumento de hechos de extorsión o atraco aunado a falta de claridad ante las facultades de defensa que se tienen en medio de ceses al fuego o cambio de prioridades de la política antidrogas.

De la reunión quedan en positivo: la tarea, dicha por el ministro de Defensa, de seguir el mandato constitucional de no transigir en la represión a las organizaciones armadas ilegales, encontrándose o no en cese al fuego y el compromiso de seguimiento a las acciones que en estos seis meses pretendan dar un viraje de timón a la situación de inseguridad y la estrategia para enfrentarla; al margen o líneas rojas que se establezcan sobre la llamada paz total y las medidas de protección del proceso electoral que está por calentarse. De todas maneras, gritaría cualquier colombiano, por favor pasen del discurso a la efectividad.    

* Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI

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