Cada vez son más los niños y niñas con miopía. Los padres que van a recoger a sus hijos e hijas al colegio quizá lo noten. La mayoría de los estudiantes de grados primarios requieren anteojos. Una locura si se compara con lo que pasaba hace 10 o 20 años atrás.
Por supuesto que la respuesta es el uso del celular y la Tablet. Ahora, son muy pocos los niños y niñas que tienen un 20 sobre 20 en visión. Y es una tragedia que a nadie parece importarle. De acuerdo con diferentes estudios, los más pequeños tienen su primer contacto con una pantalla entre los 14 y 28 meses de vida.
Basta con dos clics en Google para determinar que todos los investigadores han asegurado que un menor de edad debería tener acceso a una pantalla mínimo a los 8 o 9 años. De hecho, investigaciones más profundas han revelado que el celular para los niños debe llegar hasta los 12 años. Claro, que eso en la práctica es imposible.
BBC Mundo hizo un completo desarrollo sobre este tema de la miopía en los niños y niñas. En su artículo destacó algo que me llamó profundamente la atención. Si las tendencias actuales se mantiene la mitad de la población mundial será miope para 2050.
El problema es grave. Una década atrás, los casos de miopía en menores entre 8 y 12 años eran considerados como “raros” o al menos “inusuales”. Ahora, aunque no existen estudios certeros, se calcula que 1 de cada 10 niños o niñas sufren de miopía a temprana edad.
¿Y cuál es la solución para este problema? La respuesta es tan obvia en el papel, como difícil en la práctica. La mejor forma para que los niños y niñas no tengan casos de miopía temprana es despegarlos del celular y sacarlos lo que más se pueda a las actividades al aire libre. La solución es más parque y menos celular.
Es un reto gigantesco. Para los padres, los celulares y las tabletas se han convertido en un antídoto contra el llanto y contra la hiperactividad. Pero como dicen las abuelas, comida para el día, hambre para la vejez. Por ahorrarse, algunas lágrimas (más que normales) y decenas de engorrosos berrinches, los padres están condenando a sus hijos a las gafas y a una miopía eterna.
Esto suena de Perogrullo, pero los padres tienen que volver a ser padres. Los padres de bebés tienen que asumir el reto del llanto, de los berrinches, de los episodios complejos para alguna mala crianza. Es parte del crecimiento. Una fase normal. Una fase que no se puede eliminar o deformar a fuerza de celular o Tablet.
La tentación de entregarle una pantalla a un niño pequeño que no para de molestar es innegable. Es una solución fácil. Pero es una condena desde el punto de vista físico. Los niños y niñas no deben tener acceso a las pantallas hasta que tengan la edad suficiente. Es por su bien. Y eso que no hablamos de los contenidos que consumen…
@wrincon
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