Se ha dado inicio a los juegos olímpicos en Brasil, un encuentro que
reúne a los deportistas de mejor rendimiento de los distintos países,
con la sombra del doping de la delegación rusa, e incluso el cambio de
la delegada presidencial en el Comité Olímpico Colombiano, habiéndose
designado hace poco a Cecilia “Chechi” Baena en reemplazo de María
Luisa Calle.
Sin embargo, grandes figuras en diversos deportes se alejaron de esta
contienda, entre ellos nuestros “escarabajos” más destacados, por
compromisos contractuales que, debido en muchos casos a la falta de
apoyo, les hacen apartarse de la contienda más importante del mundo,
por correr bajo patrocinio carreras de diversa índole durante el
verano, para asegurarse un futuro económico, que en el país no ven
claro.
Me llama profundamente la atención, que nuestra delegación, de más de
400 personas, estuviera integrada en un 25% por futbolistas, hombres y
mujeres, que dejaron un primer partido de cuatro contra cero con
Francia y en el segundo 1-0 en contra. Centrar el apoyo solo en el fútbol no me parece adecuado.
En el fútbol, aunque vale para el deporte en general, debe haber
pasión, rectitud en el obrar y buena voluntad, que muchas veces se
alteran por el afán de ganar, poseer y disfrutar, sin esforzarse por
vivir y transmitir un ejemplo de vida respetuoso, tolerante,
solidario, sereno y coherente, porque deben ser caballeros y damas de
la virtud, no de la imagen
Recientemente, el periodista César Mauricio Velásquez publicó un libro
titulado "Fútbol con alma" y, en ese texto, además de un elogio por
quienes lo han asistido en el partido de la vida con caridad y
sencillez y de los elogios a Alfredo Di Stéfano, Andrés Escobar,
Emilio Butragueño, Amancio Amaro, Francisco “Pato” Gento y Javier
Zanetti, quien lo acompañara a Colombia a presentar el texto, incluye
cuatro entrevistas con el Papa Francisco, quien ha sugerido
reglamentar puntos de equilibrio económico que ayuden a financiar, con
dignidad, el fútbol en los barrios periféricos y a controlar la
codicia y transparencia de quienes dirigen y promueven este deporte,
con afán de lucro y manejos indebidos como los descubiertos en los
últimos tiempos, hasta con dirigentes del fútbol colombiano.
Francisco, que es el socio 88235 del San Lorenzo de Almagro, nos
recuerda que "Tanto el deporte como la religión son entidades que
generan valores y hacen crecer al ser humano, enalteciendo su vida";
el deporte debe ser una fiesta de la solidaridad entre los pueblos y
las personas que los representan y, los olímpicos, las copas del
mundo, las ligas nacionales o, simplemente un “picadito” de barrio,
deben ser siempre, como señala el Papa, "ocasión de diálogo,
comprensión y enriquecimiento humano recíproco".
El deporte debe vivirse, en palabras del Pontífice, como un don de
Dios y, la dimensión profesional del deporte no debe dejar de lado el
término "aficionado", que se integra de la belleza, la gratuidad y la
camaradería y de virtudes humanas, tales como la lealtad, la
generosidad, la responsabilidad, el diálogo y, la confianza en el otro,
que tanto nos hace falta.
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