ESENCIA
Evolución humana

La evolución humana está lejos de ser lineal y ocurrir al unísono, por fortuna. Cada persona va en un proceso personal e intransferible, mediado por los aprendizajes conseguidos en encarnaciones anteriores y las condiciones genéticas, biológicas, familiares y socioculturales que a cada quien le corresponden en este tramo de existencia.  Como este pequeño planeta es una escuela, hay varios niveles de aprendizaje, aunque la mayoría de las personas aún no se percate de ello.  En los primeros cursos la visión de la existencia es naturalmente limitada: un bebé del nivel caminadores (12 a 27 meses) aún no puede comprender que existe kínder, aunque se le mencione; ni para qué nombrar pregrados ni posgrados. En esto no cabe juicio alguno, no está bien ni mal, simplemente es así. Somos como niños, aprendiendo en este proceso común, de avances y retrocesos, luces y sombras.

La naturaleza de un niño de 24 meses es ser egocéntrico: vivencia todo lo que ocurre en su entorno a partir de sí mismo, es el centro de todo lo que percibe. Aún no es capaz de ponerse en el lugar del otro, como tampoco de reconocer que hay miradas diferentes a la suya. Su nivel de consciencia solo le permite dar cuenta de sí mismo, considerando que todo lo que hay en su vida sucede en función de él. ¿Condenable? De ninguna manera. ¿Quiere eso decir que su mirada puede invalidar las visiones de mundo de los otros niños de 24 meses, de los preadolescentes, los adultos de su pueblo y de otros pueblos allende los mares? De ninguna manera: es solo una visión parcial de todo lo que existe.

Evidentemente, ese niño continuará en su egocentrismo. Hace parte de su propia evolución y no dejará de ser egoísta a punta de regaños ni explicaciones para las que todavía no está listo. ¿Necesita dejar de ser egoísta? ¡Por supuesto! Habrá que mostrarle el camino de la empatía y el reconocimiento del otro con la firmeza del amor, si se quiere que viva una vida en armonía consigo mismo y con su mundo. ¿Será fácil el proceso? Para nada. Hará pataletas, bastantes. Serán necesarios límites, reglas de convivencia que tiendan a proteger el bienestar y los derechos de todos.  A su ritmo, crecerá y en algún momento del camino se dará cuenta de que sus necesidades son distintas a las de los otros, que todas merecen y necesitan ser satisfechas, por diferentes que sean.

Aunque muchos no quieran dialogar lo harán paulatinamente y se irá generando masa crítica para el avance social en equidad, respeto e inclusión. Es inevitable. Todo ello sucederá cuando corresponda, porque así es la evolución humana, en lo individual y lo colectivo.