POLEMICA
Grave politización del deporte

“El deporte tiene el poder de transformar el mundo. Tiene el poder de inspirar, de unir a la gente como pocas otras cosas...Tiene más capacidad que los gobiernos de derribar las barreras sociales”, Nelson Mandela

Es inaudito que el deporte y los deportistas sean utilizados, manipulados con fines políticos oscuros o con objetivos predeterminados para buscar resultados contrarios a las gestas olímpicas.

El deporte debe seguir siendo sano, limpio, honesto y sólo debe reflejar el esfuerzo de unos seres humanos que quieren sobresalir en las diferentes disciplinas, por meta propia de vida y en representación de su país o de su territorio.

Es por eso que me indigna ver que no satisfechos con infestar el mundo de guerras y de enfrentamientos entre los habitantes del planeta, ahora quieren coger el deporte como vehículo para impulsar intereses soterrados.

Y si algún deportista viola reglamentos o se sobrepasa en la utilización de algún medicamento o en  sustancias para aumentar su rendimiento, esa responsabilidad es personal, individual y no es correcto que se sancione a todo un país por ese hecho.

Lo que ha hecho El Tribunal de Arbitraje (TAS), que resuelve disputas legales dentro del deporte, de decretar la  suspensión de la Federación de Atletismo de Rusia decretada por la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) por el escándalo de dopaje, no tiene asidero legal.

El comunicado oficial de la IAAF es categórico; la prohibición atañe a la totalidad del atletismo ruso, sin excepciones. Es decir, afecta tanto a los implicados en casos de dopaje como a aquellos que nunca hayan estado mezclados en ellos.

Ahora, esos mismos deportistas para poder participar tienen que prepararse en otro país renunciar a su bandera, entrenar en el extranjero durante varios años y haber sido controlado por agencias antidopaje de otros países.

El Comité Olímpico Internacional (COI) deberá decidir si hace extensiva la sanción a todos los atletas rusos, como solicitó la AMA

Entonces es una ilusión pensar que los grandes acontecimientos deportivos son totalmente ajenos a la política. En nuestro país también se ven esos intereses y ahora por ejemplo con el proceso de paz, vienen creciendo las presiones a los deportistas olímpicos para apoyar el  plebiscito por la paz.

El deporte debe ser limpio, ajeno a los intereses políticos nacionales o internacionales, sin doping, sin árbitros cargados hacia determinado equipo y sin patrocinadores que vayan más allá de dar un apoyo a los atletas o deportistas.

lorenarubianof@gmail.com