RELACION COMERCIAL CON PANAMA
La arrogancia, mala consejera

Lo que viene sucediendo con Panamá en el plano comercial demuestra que la arrogancia es una mala consejera. Y en  este  caso todo parece indicar que  los arrogantes hemos sido los colombianos.

El acuerdo de información tributaria  se ha postergado más de la cuenta. Y todo parece indicar que no se firmará por parte de Panamá, a pesar de los continuos anuncios que han venido haciendo las autoridades colombianas de Ministerio de Hacienda.

Fuentes  de  alta credibilidad en el Palacio de las Garzas  indican que la razón de fondo de la renuencia panameña a firmar este acuerdo de información  radica en  la sobradez  de  los equipos colombianos que  han ido a Panamá a formular sus exigencias.

El enojo panameño es tal, como se recordará, que el presidente Varela se excusó a última hora de asistir al foro económico mundial, en  Medellín, donde se suponía debía firmarse el acuerdo de información tributaria. Me dicen esas mismas fuentes que quienes han ido a Panamá a urgir la firma del acuerdo lo han hecho con un tonito imperial, inaceptable para las autoridades de ese país.

El otro episodio es el de los aranceles. Hemos perdido ya  dos paneles en la OMC en Ginebra y, sin embargo, mantenemos  unos aranceles ilegales  a importaciones provenientes de Panamá. El argumento es que pueden estar ocultando subfacturaciones y contrabandos técnicos desde la ZFP de  productos chinos tales como textiles y  zapatos. Cosa  que es  cierta.

Pero la manera correcta de enfrentar este problema no es incumpliendo olímpicamente  los fallos de la Organización Mundial del Comercio, de la que somos parte, sino  tomando  medidas internas-  o bilaterales si se quiere junto  con Panamá- para controlar estos focos de contrabando y de comercio ilegal. Pero en ningún caso incumpliendo  fallos vinculantes  de una autoridad internacional.

Recordemos que no dejó de crearnos  mala imagen internacional  la estrategia escogida  de incumplir el fallo de la Corte Internacional de Justicia sobre el caso de San Andres. Y  entendamos también por qué Panamá le negó a última hora el voto a Colombia cuando intentó reunir el  plenario de la OEA: porque están molestos con nosotros por la arrogancia comercial que venimos mostrando para con ellos.

Probablemente  el  cierre de la frontera con Colombia  que recientemente impuso el Gobierno panameño  está relacionado también por el malestar de los contenciosos comerciales mal manejados por nosotros.

Y claro, ya lo habían anunciado y lo cumplieron la  semana que acaba de pasar: al no respetar Colombia  las decisiones jurídicas de la OIM que nos ordenaba desmontar los aranceles que les tenemos establecidos, tomaron  medidas retaliatorias. Panamá acaba de decretar aranceles contra nosotros a una lista larga de exportaciones  tales  como flores y otras muy importantes para nuestro comercio hacia el Istmo como son  las  exportaciones de clinker.  Se presentó  también a la Asamblea Nacional  un proyecto de ley que tiene nombre propio (Colombia), y que autoriza medidas migratorias, tributarias o arancelarias  de retorsión contra quienes discriminen contra Panamá.

 

A Panamá la perdimos a comienzos del siglo XX por el atorrante Teodoro  Roosvelt, pero también  por ceguera y arrogancia de las elites bogotanas. Ojalá  no sigamos cometiendo el mismo error en lo comercial con un vecino que tiene  importancia estratégica fundamental  para Colombia.

La arrogancia no es, definitivamente, una buena consejera.