MIRADOR
Mal tiempo

Más del 70% de los hogares siente desconfianza en la economía nacional, en sus instituciones y en la marcha del país.

Un guarismo que coincide con el creciente apoyo al No del plebiscito que busca refrendar acuerdo con las Farc.

Un porcentaje que va de la mano también con el bajo grado de popularidad del Presidente Santos.

Un termómetro que sincroniza igualmente con el descontento general de los consumidores, usuarios de salud, educación y servicios públicos.

No podía ser peor el escenario de nerviosismo ciudadano.

Es el momento más crítico de la economía nacional desde que asumió hace 6 años el Presidente Santos.

La mala hora del acontecer nacional está marcada por sucesos nada favorables a la opinión pública:

Un fatigante proceso de paz con insurgentes de las Farc y su episodio mediático del plebiscito sin saberse la suerte final de diálogos en Cuba.

Cansancio y desgano de los colombianos por tan publicitado proceso de paz que aún no tiene despejado el horizonte del desarme, el perdón y la reparación de víctimas. Menos el camino político para que exguerrilleros lleguen a la política sin ayudas ni privilegios.

La seguridad de que en enero próximo tendremos en vigencia una nueva y costosa reforma tributaria. Subirán las tarifas del IVA, todos pondrán, y más asalariados e independientes a declarar.

El crecimiento de la economía es flaco. Las exportaciones no reaccionan. La balanza de pagos es deficitaria y hay pérdida de empleos en las empresas exportadoras del país.

La minería ilegal le roba empleos al país, no menos de 10 mil el último año, y el sector de hidrocarburos en declive.

Los importadores pagan más caro por sus bienes importados debido a la devaluación que en las dos últimas semanas ha cedido.

El costo del crédito bancario se encarece, pero la renta que reciben los ahorradores por sus depósitos sigue siendo mediocre, menor a la inflación.

Las ventas en la industria y el comercio no reaccionan. Es poca la rotación de inventarios en las empresas, la expansión y modernización es escasa debido al costo del endeudamiento en pesos y en dólares.

No hay empleo. Ninguna vacante en puestos del Gobierno. La gran industria mantiene nómina, pero no tiene manera de abrir nuevas plazas.

La finca raíz sigue aumentando costos de vivienda nueva y usada debido al incremento en precios de insumos importados. Al mismo tiempo, el crédito hipotecario en agosto es más caro que hace un año por cuenta de la subida de intereses.

La compra de carros importados anda ‘frenada’ por efecto de la tasa de cambio.

La construcción de vivienda registra un faltante cercano a 700 mil unidades.

La agricultura crece igual o menos que la industria, la restitución de tierras bajó su euforia y para 2017, viene un recorte drástico en el presupuesto para el campo.

No es la horrible noche, pero sí un mal tiempo para el país.