Nos preocupa que pasen los días y la solución a muchas de las necesidades tecnológicas, de asesoría y capacitación, de mejoramiento genético y atención sanitaria que requiere la producción de leche de este país, entre otros aspectos indispensables para hacerla rentable y competitiva, se encuentre sujeta a la parálisis de los proyectos que debían estarse ejecutando con los recursos recaudados por concepto de la cuota parafiscal lechera, y que por la absurda determinación de liquidar el Fondo Nacional del Ganado (FNG) se encuentren congelados.
Se estima un recaudo al año de aproximadamente 20 mil millones de pesos, mientras sus necesidades apremian.
La idea es velar por la suerte de estos dineros y que las medidas adoptadas para sortear esta coyuntura permitan la continuación, sin trastorno alguno, de esos proyectos y de otros nuevos, por supuesto.
Así mismo, para que se disponga cuanto antes, de la organización y los instrumentos que viabilicen la equitativa, oportuna y eficaz asignación de ellos.
La Ley 101 de 1993 establece que: “los recursos que se generen por medio de contribuciones parafiscales agropecuarias y pesqueras deben ser invertidos en los subsectores agropecuario o pesquero que los suministra (…)”, y en este caso de la leche, obviamente se trata de programas económicos y sociales para beneficio exclusivo de los productores de leche.
Razón por la cual se pide, además, que dentro del nuevo esquema para el manejo de dicha contribución parafiscal, la distribución sea la justa equivalencia ponderada entre la contribución y el beneficio de cada una de las distintas zonas lecheras del país y que no se torpedee la dinámica de una actividad productiva y comercial, absolutamente indispensable para la dieta diaria de la población.
Desde el punto de vista práctico, la unidad ganadera no se logra creando más gremios; por supuesto el derecho a la libre Asociación contemplado en la Constitución Nacional es parte del ejercicio de la democracia.
Pero así como nadie está obligado a pertenecer a una sociedad, llámese empresarial o gremial y por esa razón existen y se llevan a cabo los juicios divisorios para entregarle a cada quien lo que le corresponde, tampoco puede auspiciarse la división para favorecer a unos con que le corresponde a todos.
No es sano promover las confrontaciones.
Eso es tan delicado tanto para quien lo promueve como para quien lo acolita.
Los asuntos graves por resolver que los resuelva la justicia y los organismos de vigilancia y control, respetándose el debido proceso y el derecho a la legítima defensa, jamás mediante manipulaciones o conveniencias particulares.
La gremialidad ganadera en Colombia hoy día necesita de un acompañamiento estatal sereno, ecuánime, prudente, moderado e inteligente, sin rencores ni retaliaciones.
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