La economía colombiana se descuadernó a tal punto que las alarmas suenan por todas partes, mientras nadie encuentra razón, o razones exactas de las imprevisiones que nos han conducido a tal deterioro. No se asume responsabilidad alguna, ni se acepta que hay confusión. El calificado mejor Ministro de Hacienda no sabe qué ha pasado. Los sabios del Banco de la República están desorientados.
Endilgan tal descarrilamiento a los precios del petróleo, al paro camionero, al niño, a la falta de una reforma tributaria estructural, al aumento del desempleo, a la especulación, a la caída de la inversión, a la complejidad de la economía y, a cuanto factor pase por el lado de estos eruditos.
Han acudido a todo para eludir responsabilidades, menos al factor primario: un desbocado dólar.
En el 2014, empezó a crecer el precio de la divisa norteamericana, que cerró a 2.392, perdiendo 400 pesos.
El 2015 inició con tal ímpetu que el 18 de marzo alcanzó los 2.677 pesos, en julio los 2.800 y en agosto 21 pisó por primera vez los 3.053. Solamente el ministro Cárdenas se sintió satisfecho con esa meta. En una columna del 24 de julio de 2015, señalamos que esa carrera incontrolada del dólar, sería funesta para nuestra economía, como se ha visto.
Los responsables de nuestra economía, no previeron -¿o sí?- que con un dólar súper devaluado, nos vendría una inflación súper acelerada, un decrecimiento económico, un desempleo y un deterioro general. ¿Será que aún no lo aprecian?
Imposible que estén equivocados, porque con la mayor tranquilidad, miran cómo todo sube, menos la economía. Los precios de la canasta familiar, las materias primas para nuestra producción y todo lo demás. Creen que elevando las tasas de interés lograrán enderezar lo que torció el dólar, y recuperar la meta de crecimiento del 2016, que ya está por debajo del 2%.
Extrañamente hablan de todo, de nuevas medidas, de más impuestos, de desangrar a la población, pero ni una palabra sobre el especulativo dólar. Algo debe impedirlo, para que existan tantas “sabias confusiones”, que solo buscan esculcar sin piedad los bolsillos de esta paciente población, mientras colma, los de unos pocos, a manos llenas.
BLANCO: Se le volteó el Cristo al Procurador. Sus empleados votarán si el plebiscito.
NEGRO: El desorden y el pillaje que han armado los habitantes de la calle en toda la capital.
gabrielortiz10@hotmail.com
- Inicie sesión o regístrese para enviar comentarios