Duras críticas ha recibido el Alcalde Enrique Peñalosa tras la intervención del Bronx, muchos aseguran que no hubo una intervención integral y que lo único que se hizo fue desplazar a los habitantes de calle por todo el centro de Bogotá, generando graves problemas a la seguridad. En su anterior administración, Peñalosa intervino la Calle del Cartucho, que dio lugar a la construcción del Parque Tercer Milenio y al desarrollo urbanístico del sector, mejorando las vías, el comercio, el espacio público y la calidad de vida de los habitantes de esos barrios. 16 años después tomó la decisión de desmantelar la olla de droga más grande de América Latina, el Bronx. Una decisión arriesgada pero necesaria, ahora el reto está en continuar con la intervención que inició el pasado 28 de mayo.
La mayoría de los habitantes de calle del sector del Bronx se han trasladado a los barrios aledaños, hoy se les ve deambulando como parias en diferentes zonas, lo que ha prendido las alarmas de las autoridades ante el aumento de la inseguridad en otros barrios de la ciudad. La pregunta es ¿Por qué han tardado tanto las autoridades para ubicar a estas personas y dar una solución integral al problema?.
El problema del Bronx tiene dos dimensiones. La primera es un problema de salud pública, la adicción a sustancias psicoactivas ha sido abordada como un problema de criminalidad y eso no ha permitido una intervención estructural al consumo de drogas en Colombia. Por otra parte, se calcula que hasta un 50% de los habitantes de calle son personas con alguna enfermedad mental, lo que dificulta que se acojan a un tratamiento y acceden a permanecer en los albergues. Frente a eso, una posible solución es que puedan recibir un suministro, controlado y decreciente, de drogas por parte del Estado y en el marco de un tratamiento, internados en un sanatorio, en su condición de interdictos. Aun no existe el marco legal para hacerlo.
Por otra parte, está el problema del microtráfico, donde los habitantes de calle son una consecuencia de la tragedia de las drogas. Son esclavos de los “ganchos” que se valen de su adicción para someter su voluntad y utilizarlos como herramientas del crimen. Estos ganchos son carteles de droga que distribuyen estupefacientes en toda la ciudad y son los responsables del microtráfico en los colegios, de ahí la alta presencia de niños en el Bronx. Esto requiere la persecución, penal y policiva, por parte de las autoridades, que se ha visto en serias dificultades ante la estúpida decisión de la Corte Constitucional de permitir el “aprovisionamiento” de drogas para consumo personal, relativizando la cantidad de sustancias psicoactivas que puede poseer una persona sin que haya lugar a una sanción penal, impidiendo diferenciar entre un traficante y un consumidor.
Había que intervenir el Bronx, era más sencillo darle la espalda al problema y mantenerlo concentrado allí para que no se viera. Ahora se destapó la olla y el problema se ha hecho evidente, primera condición para poder solucionarlo. Ahora el reto es perseguir a los ganchos con severidad y empezar a pensar el problema de las drogas como un asunto de salud pública. Y ojalá la Corte Constitucional le baje a la creatividad.
@SHOYOS
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