MIRADOR
Dos puentes

New York. La Asamblea General de Naciones Unidas logró dos consensos aquí: respaldo político global a terminación plena de la guerra en Colombia, y compromiso con responsabilidad económica para asistir a refugiados y migrantes.

Dignatarios de la ONU ofrecieron un nuevo espaldarazo internacional al manejo del acuerdo de La Habana, al tiempo que instaron al Presidente Santos a no declinar en su afán de pacificar el país, pese a las dificultades propias del proceso.

Sobre el posconflicto, hubo reconocimiento de los altos costos financieros de la reincorporación de guerrilleros a la sociedad, pero no se habló del fondo común que se nutre con aportes de los gobiernos amigos.

En los pasillos de la ONU en la capital financiera del mundo se percibe un ambiente enrarecido por las últimas noticias sobre el fortín financiero de las Farc.

Nadie quiere tocar el tema. Parece un asunto de alta sensibilidad política. Tampoco es un asunto planteado en conversaciones del Presidente Santos con voceros del Gobierno americano y el Presidente Obama.

Los corresponsales extranjeros acreditados en el cubrimiento de la conferencia anual de la ONU, preguntan sobre cómo va la eventual extinción de dominio a bienes de las Farc, cuánto tiene esa guerrilla, dónde están sus riquezas y cuándo actuará la Fiscalía General.

Entre algunos presidentes se acepta tocar el asunto, pero en privado, nada en público con los medios.

El apoyo a la resolución del conflicto armado también tiene origen en el optimismo de Naciones Unidas sobre el plebiscito que refrende acuerdo final de paz.

La mayoría de socios de la ONU dan por descontado el triunfo del Sí en las urnas y optan por no referirse a los promotores del No.

Por separado, el primer mandatario de los colombianos ha precisado a varios jefes de Estado y presidentes el camino andado por el plebiscito y los puntos centrales del posconflicto, incluyendo incorporación de miembros de esa insurgencia al Congreso de la República.

Reparación de víctimas, niños en poder de esa guerrilla, entrega de armas y desmovilización de alzados en armas, los principales interrogantes en la ONU.

El otro ángulo de la información tiene que ver con la posición de varios países de buscarle una salida diplomática rápida y efectiva, con plata en mano y asistencia humanitaria, a refugiados y migrantes.

La posición de Naciones Unidas es que la responsabilidad política y fiscal no debe recaer en unos pocos países de Europa.

La decisión es implementar un pacto global y social de asistencia a más de 65 millones de refugiados en el mundo.

La primera opción es que se den unas condiciones especiales para que estas personas desplazadas por terror, violencia, hambre, persecución, muertes y guerras, puedan permanecer en condiciones dignas en sus países de origen.

Habrá un monitoreo permanente para establecer las causas reales que dinamizan la salida de personas de sus naciones, poniendo en riesgo sus vidas al atravesar las aguas del Mediterráneo.

Si no hay acuerdos entre Gobiernos, se procurará que migrantes vayan a países que los acojan con seguridad, techo y empleo.