¿En qué momento se jodió la Argentina? La respuesta está a la vista de todos, pero como lo escribió George Orwell: ver lo que tenemos delante de las narices requiere de un esfuerzo constante. A lo largo del siglo XX el autoritarismo militar y el populismo se disputaron el poder. El resultado fue el atraso, la injusticia, la violencia y la pobreza (Iglesias, Es el peronismo estúpido, 2015).
Mientras ello sucedía, el entrismo fue la forma como el comunismo argentino se enquistó en el poder. Sin embargo, entre los años 1950 a 1970 la izquierda radical argentina siempre manifestó un desprecio por el peronismo, burlándose de una manera despectiva.
Más adelante, hacia 1980, con la llegada de una nueva generación política vino un sinfín de gobiernos de tinte socialista, entre los que se encontraba el bigotudo Raúl Alfonsín y sus descendientes políticos: Cafiero, Cadella, Duhalde, Ruckauf, Solá y Scioli.
Todos ellos se repitieron el poder argentino, incluido el de la provincia de Buenos Aires, por dos periodos, con la excepción de Ruckauf. Fueron siete gobiernos de tinte peronista, socialista, similares a las siete plagas de Egipto (Iglesias, 2015).
Con la llegada de los K, Néstor el visco y Cristina, masificaron su protesta social para desgastar al establecimiento con la gran particularidad de que la sociedad argentina sufrió un proceso de pauperización.
Es que el comunismo acaba con todo. Con las instituciones, en una primera instancia. Con la democracia como se concebía, en una segunda, por medio de la cooptación del poder como lo hace magníficamente huanpa en el poder Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Con la gran prensa. Si alguien perdió credibilidad en Colombia durante huanpa, como parte de la estrategia, fue, precisamente, la gran prensa.
Después, comienzan la persecución a nivel individual: Arias, Zuluaga, Ramos, Lafaurie, Pretelt, Ordóñez, todos conservadores, y el Partido Conservador colombiano acolitando al régimen santista. Y, Germán Vargas prestándose para ello. ¿Who is next? ¿El fiscal Néstor Humberto Martínez?
Todo lo que está sucediendo en Colombia en la era de huanpa con el Acuerdo de paz de La Habana no es casualidad. Está fríamente calculado.
La verdad, mis queridos lectores, a esta altura del paseo ya no vale la pena leer las 297 páginas de ese esperpento. Ya lo que fue, fue.
Más bien, los colombianos deberían reflexionar sobre lo que se viene en sus narices, como diría Iglesias.
Lo que los colombianos no saben es que en una de las conferencias guerrilleras donde se mezclaron el Eln con las Farc en el 2003, las diferentes formas de lucha, promulgaron una nueva teoría para alcanzar el poder. Gobernabilidad para un gobierno de paz, Desestabilización del régimen político y social. No se entregan las armas, ni hay rendición, sino que se plantea la dejación, Asamblea nacional constituyente de paz, cese el fuego más no desmovilización, diferentes formas de lucha (de las Farc al Eln).
Cuán importante es la semántica en el comunismo. Hay que reconocer que desde el punto de vista estratégico, el comunismo nos lleva ventaja. Tal vez, su principal virtud es que nunca tiene afán, como diría el finado Raúl Reyes.
De tal manera que en el 2016 las Farc alcanzaron su objetivo: ingresar al establecimiento. En el 2018, a través de una macabra alianza entre Sergio Fajardo, el idiota útil, y… ¿Enrique Santos?, para nada idiota pero sí útil, muy útil, llegarán al poder.
Puntilla: ¿En qué momento se jodió Colombia? La respuesta está a la vista de todos.
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