MIRADOR
Extinción de dominio a Farc

New York.- Este cronista supo de fuentes vinculadas a la Casa Blanca y al Congreso americano que no es de buen recibo que la resolución del conflicto armado en Colombia ignore el fortín financiero de las Farc. 

Señalan las fuentes consultadas en Washington y New York que el presidente Obama siempre ha sido cercano e impulsor de un acuerdo bien negociado, pero que, además, incluya la declaración de todos los bienes en poder de este grupo insurgente.

Voceros de la Casa Blanca y del Parlamento enfatizan su apoyo a lo acordado en Cuba con esa guerrilla, confían en el progreso del plebiscito, pero tienen un punto crítico: los bienes en manos de las Farc.

Más extinción de dominio para nutrir el Fondo de Tierras destinado a restitución de tierras a campesinos desplazados por la violencia, plantean en Estados Unidos, tanto partidarios del proceso de paz y no tan amigos de lo pactado en La Habana entre Gobierno y alzados en armas.

La posición de republicanos y demócratas en el Congreso es que el Ejecutivo fije una posición firme frente a los bienes en manos de guerrilleros, testaferros e incluso, organizaciones internacionales que han apoyado el combate armado.
A su vez, el Gobierno americano reitera su respaldo a la firma del acuerdo, pero no ve bien que las víctimas del conflicto no sean reparadas con dineros de las Farc.

Consideran ambas partes que ese grupo subversivo ya tendría que haber declarado sus riquezas, propiedades y cuentas a nombre de terceros.

Estos recursos tendrían que ser prenda de garantía para reparar las víctimas de esa guerrilla.

Igualmente, si se diera una extinción de dominio como consecuencia del perdón y reparación, estos recursos se tendrían que aprovechar para el pago del posconflicto. Es decir, que con estos recursos confiscados a las Farc se financiarían parte de los programas sociales, de educación y de empleo de los guerrilleros.

En tal sentido, Estados Unidos está atento a las jugadas maestras que aplique el fiscal general, Néstor Humberto Martínez, respecto a extinción de dominio de todos los capitales que guarda la guerrilla.

A Martínez lo vieron en Washington senadores de ambos bandos, los mismos que aguardan las primeras y concretas medidas del Fiscal sobre la riqueza que estaría ocultando ese movimiento subversivo.

De actuar con oportunidad y rigor, como es propio en las decisiones de Martínez, -digno de crédito aquí-, el proceso de paz con las Farc, sobre todo el posconflicto, ganaría credibilidad entre quienes todavía mantienen un manto de duda.

El pulso firme del Fiscal sería la primera señal de que al final del túnel con las Farc, hay luz.

En el sector privado del bajo Manhattan, Wall Street, también se menciona el temple que deberá tener el Fiscal para meter en cintura los dineros que se puedan incautar de esa guerrilla.

El sentimiento es uno: que las Farc paguen de su propio bolsillo la reparación de sus víctimas y financien parte del posconflicto.

Estados Unidos nos dará plata, pero también quieren que guerrilla ponga.