BITÁCORA DE LA COTIDIANIDAD
Dios los cría...

Las imágenes del encuentro del señor Uribe, “ Chalán del Ubérrimo”, y de Ordóñez , “ Savonarola del piso 18”, en el escenario de Cartagena , con motivo de la firma del Acuerdo de Paz,  evoca la novela de Goethe,  “Afinidades electivas”: ese misterioso imán que,  al igual que en la química de los minerales,  hace que unos metales se atraigan  y otros se repelen con magia diabólica, como describe este fenómeno de la condición humana el creador de Fausto. Efectivamente, los “Ex”, se unen amorosamente en sus propósitos guerreros  y cada uno aporta a su ideológico matrimonio una cuota de fanatismo vengador para fortalecer su improvisado contubernio político, al igual que sucede en la novela evocada.

Pero lo que más preocupa de esta historia es la similitud entre  estos dos alienados por el poder y el consorcio histórico político vivido entre Rafael Núñez y Miguel Antonio Caro, precisamente con el telón de fondo de “El Cabrero”, la casa de recreo de la amante del “regenerador”, localizada en la Ciudad Heroica, lugar a donde se refugia el reelegido cuatro veces presidente , mientras su títere ejecuta sus órdenes como su “Vice”, después de ser su amanuense en la redacción de la totalitaria Carta Política de 1886

Lo curioso de la afinidad entre estos personajes es el vínculo que los une: el fanatismo político-religioso. Igualmente la personalidad dual del íncubo que llega al poder apoyado por el liberalismo y termina fundando un partido político distinto,  y el súcubo mojigato e intransigente apasionado, discípulo incondicional de los jesuitas,  igualmente aferrado al  poder a tal colmo que para ejercerlo detrás del trono se vale del anciano Sanclemente, estrategia causa de la pérdida de Panamá y la traición de su “colega” Marroquín.

El Savonarola de hoy,  imitando al Papa Alejandro “VI”,  se alía con el Chalán para oponerse a la paz y capitalizar la guerra. Se pronostica que serán pareja para la campaña presidencial del 2018.  Una suma de personalidades políticas enfermas por el poder y el fanatismo religioso. Ordóñez es fruto de su educación de seminarista y de ahí su fanático catolicismo. Es una de las coincidencias de personalidad con su socio futuro, un hecho relevante que despierta inquietudes con respecto a la teoría de las “afinidades electivas”: Dios los cría y ellos se juntan.

Su egolatría los hace  semejantes,  recuérdese el matrimonio de  sus hijos, Natalia Ordóñez con el destituido Daniel Palias  y de Tomas Uribe y la exreina Sofía Cabrales, hay un gran parecido de soberbia. Son detalles domésticos, auténticos,  que revelan la personalidad de sus protagonistas.

Ahora,  después del fallo del pueblo, producto de la pasión y no de la razón, el discurso de esta pareja será el alegato que lo movilizará  para  elegir una Asamblea Constituyente que redima a estos líderes de la venganza y los lleve al poder. ¡Pobre pueblo ignorante de su historia!

 

  

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