A muchos compatriotas les importa más el fútbol que el proceso de paz. Cuando hay partido salen todos y cuando se trata de votar se quedan en casa.
Tenemos dos premios Nobel, uno de Literatura y uno de Paz, pero paradójicamente "es un país que ni lee ni perdona".
Un gran número de ciudadanos se encuentra totalmente desentendido de la realidad.
Tanto así, que en el plebiscito ganó el No, resultado atribuido al uribismo que lo propuso y lo buscó políticamente.
Su electorado le fue fiel, pues cerca de los mismos siete millones que votaron por Zuluaga, su candidato en las pasada campaña presidencial, volvieron a manifestarse ahora a través del No.
Casos como el de Jaime Castro, ex alcalde de Bogotá, quien aclaró que a pesar de no ser uribista había votado por el No, fueron excepcionales.
Inclusive los amigos de Andrés Pastrana y de Martha Lucía Ramírez, siendo conservadores, supuestamente en su momento también lo hicieron por Zuluaga y se mantuvieron en esa línea; pero en general fue el uribismo el responsable del No y de eso no queda duda.
Entre tanto, no sucedió igual con los que eligieron a Santos, pues una fracción muy importante de ellos no votó.
Dicen que por problemas ambientales, como sucedió en la costa; otros, simplemente porque no quisieron hacerlo, pasando a formar parte de más del 60% de ciudadanos que pudiendo haber votado, deliberadamente se abstuvieron.
Y quienes concurrieron a las urnas tras la búsqueda de medir fuerzas políticas, sólo contribuyeron a desdibujar el verdadero propósito de la consulta por el contenido de los Acuerdos, convirtiendo el plebiscito en una contienda entre dos vertientes electorales.
Motivo por el cual, la comunidad internacional se mostró perpleja.
El Banco Mundial hizo público su asombro; la inversión extranjera se desalentó; y en Ginebra, el triunfo del No hizo más evidente la disposición a concederle el Nobel al presidente colombiano por su esfuerzo para lograr la Paz, ante a un país que supuestamente "no la quiere".
Pero más grave aún, que al ganar el No tampoco hubiese un Plan B, cayendo en la improvisación en que nos encontramos ahora.
"Mataron el tigre y se asustaron con el cuero", manifestó un gracioso transeúnte al conocer la situación por la que atraviesa el país.
Entre tanto, se anuncia que continuarán los diálogos y se revisaran los acuerdos.
O sea, que ahora en Cuba, habrá de agregarse lo que no se incluyó luego de 6 años de negociación. Vaya usted a saber si lo aceptan.
Recordemos que Humberto De la Calle dijo: “El acuerdo logrado es el mejor acuerdo posible".
Lo importante es conservar la objetividad y no utilizar el momento para la confrontación personal entre dos estadistas que en una época compartieron las mismas banderas; y de dos miembros de una misma familia, uno de los cuales ejerce el poder y el otro la oposición.
Aquí no se trata de la confrontación ideológica entre Uribe y Santos, ni de una lucha partidista real, ni mucho menos de una pelea entre primos, lo que se debe buscar es un acuerdo que permita garantizar la convivencia pacífica entre todos los colombianos.
!He ahí el detalle…!
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