Ni el más febril escritor habría imaginado el devenir del primer gobierno comunista de Colombia, justo a un año de su posesión. El gobierno Petro ha llegado virtualmente a su final, agobiado por las pruebas inocultables de su corrupción que le es imposible negar porque las denuncias no provienen de la oposición sino de sus propias entrañas.
Albert Einstein decía que el tiempo es una ilusión y yo ando seriamente “ilusionado” con que pase rápido este fatal cuatrienio que nos tocó vivir, el mismo que acaba de “celebrar” el pasado 7 de agosto su primer año de vida, ufanándose de una economía que aparenta tener unos signos positivos en temas como empleo e inflación, sin que ello tenga nada que ver con la gestión del gobierno de turno, que lo que ha tratado es de “cambiar” y reformar lo que ya venía funcionando.
Según el presidentazo, él solo le responde al pueblo porque se debe al pueblo y él está ahí por el pueblo hasta que el pueblo quiera.
Es claro que jamás le responderá a la ley por nada pues el solo cumple las leyes que le gustan y las que no le gustan las desconoce y ya… Y que decida el pueblo si hizo bien o mal o si se tiene que ir o no.
Cada día nos sumergimos en las más detestables formas de los delitos que conozca el mundo. De todas partes, de todos los núcleos perversos aparecen amenazas contra una nación y su población.
Se ha cumplido el primer año del gobierno del cambio y los colombianos observamos que no se ha podido pasar de la retórica a la ejecución practica de todas las políticas públicas anunciadas para disminuir las tremendas desigualdades que existen en nuestra nación. Salvo la reforma tributaria, que salió adelante gracias al prestigio que se tiene cuando se está recién elegido; de la que todavía se afirma que no era necesaria, todo lo demás ha quedado pospuesto y en veremos en una administración que pareciera ya
Colombia es un país de ritos, usos y costumbres. Bástenos recordar unos de tantos: el rito de la siesta. A eso del mediodía, y en eso recuerdo mis días de comandante de la base militar de Arauquita, hacia el mediodía: todos los de la base y, en eso recuerdo a todos mis hombres, traigo a mi mente a todos mis hombres de la base durmiendo plácidamente a mis soldados hacia el mediodía.
En mi anterior artículo titulado Dolor de padre, algunos de mis lectores se sintieron indignados por cuanto deducen que Petro no tiene alma que lo conmueva ni aun con su propio hijo.
Colombia fue objeto de centenares de comentarios internacionales con la llegada al poder de un presidente calificado de izquierda a falta de adjetivos más precisos. Lo que es como si en un viaje sideral un guía se sometiera a referencias espaciales solo válidas para tierra firme. Que es un alivio, por motivos de brevedad, para los comentaristas. Pero claro, es un facilismo.
CON seis meses de anticipación -el periodo del Fiscal Francisco Barbosa termina el 17 de febrero del 2024- el presidente Gustavo Petro ha remitido a la Corte Suprema de Justicia la terna para selección de su sucesor, con la observación de que solicitará la designación de un Fiscal ad-hoc con el objeto de que se encargue de representar al organismo en el caso del proceso que se adelanta contra su hijo Nicolas Petro por lavado de activos y enriquecimiento ilícito, quien afirma hubo ingreso de dineros ilícitos en la camp
Para que el Estado -en particular, si se proclama democrático- tenga sentido como organización política de la sociedad y pueda alcanzar los objetivos y realizar los valores que ella procura, resulta indispensable que las instituciones funcionen, es decir, que los principios y normas contemplados en ejercicio de la soberanía -por la Constitución- sean aplicados, inclusive, en el evento de una crisis o en épocas turbulentas o especialmente complejas.