Colombia es un país de ritos, usos y costumbres. Bástenos recordar unos de tantos: el rito de la siesta. A eso del mediodía, y en eso recuerdo mis días de comandante de la base militar de Arauquita, hacia el mediodía: todos los de la base y, en eso recuerdo a todos mis hombres, traigo a mi mente a todos mis hombres de la base durmiendo plácidamente a mis soldados hacia el mediodía.
Y así recorro a todos mis hombres uniformados aferrados a su fusil durmiendo plácida y ligeramente, con el susto pintado en sus rostros.
Y cuando yo era un pobre ya no era tan pobre, aunque ya no era tan zarrapastroso, como cuando era Capitán.
Más tarde, en la base militar de Yacopicito, volví a ver de nuevo la costumbre o el hito de la siesta entre mis soldados, pobres y zarrapastrosos. Si, así eran, pobres y zarrapastrosos. Yo era un pobre y zarrapastroso Capitán y ellos eran pobres y zarrapastrosos soldados.
Y así sucesivamente, hasta mi grado de Coronel, al cual llegué con mi fresco grado de Teniente Coronel, al cual arribé no sin dificultades y sin dificultades. Pero fue ahí en el cual me di cuenta. que todo era una rutina, bella pero llena de dificultades, en fin.
Araquita está en la frontera con Venezuela y la otra está en la frontera entre Boyacá y Cundinamarca, tierra de por ese entonces llena de esmeralderos y de narco guerrilleros.
Pasaron los años y me dio por escribir estos opúsculos, a los cuales Usted y yo ya estamos acostumbrados. Pues bien, pues aquí vamos poco a poco, adocenándonos como el resto de los lectores.
Y digo adocenándonos, porque la rutina, los ritos, los usos y las costumbres, estamos acostumbrándonos poco a poco que utilizar.
Y ése fue mi recorrido por mis peores bases de Arauquita y de mi zarrapastrosa base de Yacopicito
Y ya no puedo extenderme más a no ser que se me acuse de ser un soplón,
Y esa es la historia de mi corto y breve paso por la vida militar, desde el grado de subteniente hasta el grado de Teniente Coronel, y a través de todos los grados hasta el de Coronel.
¡Ay de mi pobre Arauquita, y de mi pobre Yacopicito! Tanto la una como el otro permanecen bajo la lupa del comandante General de las Fuerzas Militares, Helder Giraldo.
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