Bienvenido señor Procurador

Llega a la Procuraduría General de la Nación el doctor Fernando Carrillo, exministro de Estado en las carteras del Interior y Justicia y exembajador de Colombia ante el gobierno de España, además de haber sido por varios años alto funcionario del Banco Interamericano de Desarrollo y Director de la Agencia Jurídica del Estado. Todos estos antecedentes lo acreditan como una persona que tiene las calidades, preparación y conocimiento adecuado para ejercer el cargo en el que se acaba de posesionar.

En las actuales circunstancias del país, en las que observamos con tristeza la crisis que estamos viviendo en materia de valores éticos y morales, y que la corrupción transita los distintos niveles de la administración pública, es fundamental que la Procuraduría proceda con prontitud en el marco del Estado de Derecho, conjuntamente con la Contraloría General de la Republica y la Fiscalía General de la Nación, como con las demás entidades del Gobierno nacional que tienen esas funciones, a investigar y sancionar ejemplarmente a quienes han abusado y robado las casi ya impronunciables cifras a los colombianos, a tal punto que pudiéramos decir que si los recursos públicos hubieran sido manejados en forma pulcra y honesta no estaríamos soportando el alza de los impuestos que estableció la última y retardataria reforma tributaria que nos ha convertido en un país sin estabilidad jurídica y tributaria, debido a que cada vez que hay un hueco fiscal de inmediato en vez de reducción de gastos, viajes, publicidades, etc.

Todo ello lo que produce es una avalancha de nuevos gravámenes, incremento de los existentes o incorporación de más contribuyentes con menos recursos a la base tributaria, bajando los topes a partir de los cuales se establecen los impuestos, entre otras, que desestimula la inversión tanto extranjera como nacional y hacen que cada día sea más difícil que los ingresos alcancen para los gastos mínimos del ser humano. Por eso es muy urgente que las entidades fiscalizadoras actúen con máxima eficiencia, responsabilidad y rapidez.

En esta tarea el Presidente de la Republica debería dedicar también sus máximos esfuerzos y lo deberíamos ver liderando una estrategia de recuperación de los valores perdidos, de castigo a los corruptos y de implementación y coordinación de las distintas ramas del poder público contra la impunidad. De otra manera no se pueden lograr buenos resultados en estas materias, pues además de sancionar, castigar y ejemplarizar los responsables, debemos actuar en el campo de la educación y cultura ciudadana y, por supuesto, en los distintos niveles de la administración pública.

Ojalá ese liderazgo del Primer Mandatario pudiera comprometer también a los representantes del sector privado y así estaríamos logrando hacer una mejor tarea de manera integral. Porque no solamente es corrupto quien recibe dineros mal habidos sino que también, y aún más, quién los da. Éste sería el caso que estamos viviendo actualmente con Odebrecht. Pero hoy es esta firma, hace unos días fue Reficar y, antes, otras más. ¡Una nube tape la otra, como ha sucedido en la mayoría de los casos! Por tanto, necesitamos más acción y menos palabras. Bienvenido señor Procurador y ¡manos a la obra!.