Estamos todos los días más cerca del 27 de mayo, fecha en que se dará la primera vuelta para elegir al futuro Presidente de Colombia. Y aunque pareciera obvio que todos debemos llegar a las urnas a depositar el voto por el candidato de la preferencia, yo debo insistir en la importancia de la participación de todos los colombianos habilitados para sufragar en las próximas elecciones porque, de lo contrario, no tendremos después por qué quejarnos de un mal gobierno o lo que es peor, al ver que retrocedamos caminos ya recorridos y experiencias que poco gratos recuerdos han dejado.
Y es que mi insistencia en este tema no es por terquedad. El domingo pasado los cartageneros tuvieron la oportunidad de elegir un nuevo Alcalde de su cuidad y a pesar de tener tan malas experiencias con dos Alcaldes destituidos, grandes escándalos de corrupción, ineficiencia en la administración pública, edificios que se construyen sin licencias y que en otros casos se caen, la abstención que se dio llegó a un 76% del caudal apto para votar. ¡Eso es inconcebible! Y eso no nos puede pasar a nivel nacional porque iríamos directo al abismo o a dar en uno más profundo de aquel en el que ya estamos.
Colombia necesita rescatar su credibilidad interna e internacional. Necesitamos un gobierno que luche de frente y sin descanso contra la corrupción y los corruptos, y por lo tanto, tenemos que escoger candidatos alejados y sin vinculaciones con los ya incontables escándalos que se han venido dando. Queremos un Presidente que garantice las reformas para que haya pronta justicia y no se presente tanta impunidad. Un país que no viva en parte del narcotráfico y con cerca de 220.000 hectáreas sembradas de hoja de coca. Un gobierno compuesto por personas honestas que tengan como objetivo la defensa de los valores éticos y morales. Ministros que no se dediquen a la mermelada sino a servir los intereses de todos los colombianos sin excepción. Servidores alejados del nepotismo y no dedicados a servir a sus familiares. Equipo de gobierno que se dedique a abrir los caminos del desarrollo para nuestros hijos y sucesores. Un gobierno que no se dedique a castigar a las gentes de trabajo con más impuesto que usan para tapar los huecos de la ineficiencia.
En otras palabras, un gobierno ejemplar que se dedique a reconstruir los caminos del futuro con desarrollo, equidad, justicia y concertación. Solo así podremos sobrepasar las dificultades que vendrán. Necesitamos políticas de Estado y no tanto plan de gobierno y que en casos nos tienen ni durabilidad ni sostenibilidad.
Para lograr estos objetivos necesitamos de la participación de todos los colombianos en las urnas el próximo domingo 27 de mayo. Si no lo hacemos ya no habrá tiempo de arrepentirnos más. Necesitamos un gobierno que no sea populista, que despolarice el hoy polarizado país y rescate los valores. Solo así en el futuro nos sentiremos orgullosos de nuestras propias decisiones.
- Inicie sesión o regístrese para enviar comentarios