El fútbol de la Fifa, quizá, sea el monopolio más grande del mundo. El fútbol profesional es una industria de una sola empresa. No tiene ningún competidor que se le acerque entre los deportes. De pronto, el criquet, pero ese es un tema aparte. Recientemente, la Kings League irrumpió en la escena y al menos sacudió un poco el avispero.
Recientemente se jugó la final del primer torneo del primer deporte que nació en plataformas digitales. Y los resultados al menos fueron interesantes. La final de la Kings League generó más de 5.100 millones de videos vistos con el hashtag Kings League en TikTok.
Según datos públicos, la Kings League vendió 3.2 millones de euros en entradas en el estadio del FC Barcelona. Pasaron de acuerdos comerciales de 20,000 euros a algunos de millones de dólares en menos de tres meses.
¿Y qué pasa con el fútbol tradicional? Tengo la tesis de que el fútbol se está convirtiendo en un deporte de nicho. Cada vez menos usuarios consumen contenidos de fútbol. Al menos en lo que se refiere al fútbol de clubes. Las cifras están ahí. Los ratings de cada domingo están bajando -peor con el modelo de pague por ver que se impone en nuestras latitudes–. Ni hablar de la cantidad de gente que va al estadio: los mismos 7.000 de siempre.
Sin embargo, esta tesis que tengo puede controvertirse seriamente con el fútbol de selecciones nacionales. Que industria poderosa es el fútbol de selecciones. Solamente el sorteo del Mundial fue visto por más usuarios que cualquier otro evento deportivo en vivo en lo que va de 2022. Sólo se podría comparar con el Super Tasón de los americanos.
El fútbol de clubes locales está siendo amenazado por las nuevas generaciones. El fútbol local está soportado por los consumidores millenials. Los mayores de 30 años, con algunos asteriscos, son los que están pagando las boletas y consumiendo los partidos por televisión o plataformas. El problema para este apéndice de la industria tiene que ver con las nuevas generaciones.
Gianni Infantino, presidente de la Fifa, todo hay que decirlo, está vislumbrando los riegos que está por enfrentar la industria del fútbol tradicional. Por eso es que están armando Mundiales con 48 equipos, con la esperanza de que el mercado de China y de India logren hacer clic con el balompié; y así lograr una masa gigantesca de nuevos aficionados. Por eso, es que se arman mundiales de clubes en países cada vez más lejanos, pero economías atractivas.
Pero existe un tema de fondo. La dinámica del juego, del fútbol, no está siendo atractiva para los consumidores más jóvenes. Los centenials no ven un partido de 100 minutos completo. Es más, y soy testigo, ni estando en el estadio se ven completo el partido. Siempre tiene tiempo para ver el celular en uno de los tantos cortes o tiempos muertos que tiene el fútbol. Ese sí es un problema grave.
En el corto plazo, el monopolio de la Fifa está a salvo. Ninguna industria del entretenimiento mueve las cifras que mueve el fútbol. Pero modelos como el de la Kings League, que son más digeribles y entrañables para los más jóvenes, si pueden ser una amenaza para los Infantino en el mediano y largo plazo.
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