Colombia, y casi todos los países del nuevo mundo, practicamos en el gobierno un modelo capitalista, siguiendo el ejemplo europeo, pero respetando una norma de rango constitucional, según la cual, en caso de conflicto entre un interés privado y uno público, prevalece el bien común.
En este sistema político rigen importantes principios.
Se rodea de garantías el patrimonio de cada cual, que totaliza los bienes tangibles e intangibles valorables en dinero. El alma del capitalismo es el lucro. Además de lo expresado dominan la libertad económica en todas sus formas y direcciones -esto significa libertad de empresa, de trabajo, de contratación, de mercado-, la abstención del Estado frente al quehacer económico de la sociedad, el afán de ganancia individual, como la motivación de la actividad productiva, el auge de las fábricas en gran escala, la industria, el mundo financiero…
La izquierda combate férreamente al capitalismo, pero con toda tranquilidad impone un capitalismo odioso, que llama “capitalismo de Estado”, y que se reduce a un gobierno de una minoría despótica. ¿Y qué es Rusia hoy? El gobierno unipersonal de Putin. La ambición sin control en lo político termina en tiranía. La invasión de Rusia a Ucrania es la prueba más rotunda de la ineficacia de la izquierda dirigiendo a una nación.
Según la prensa, según los hechos, y los problemas que estamos sufriendo por la guerra desatada por Rusia, ha sido devastadora. En Polonia tenemos más de seis millones de seres humanos despojados, perseguidos, desterrados.
Después de la pandemia del covid-19, el mundo ha sido castigado con este cáncer.
El señor Embajador de Polonia, profesor Pawel Wasny, en forma brillante y ponderada, con motivo de la fiesta nacional, ante un público muy calificado, hizo comentarios de fondo sobre este conflicto, las relaciones colombo – polacas, la economía y los excelentes intercambios comerciales siempre en aumento, entre estas dos naciones. Las cifras son elocuentes.
Como este embajador es un calificado economista, se ha empeñado con eficacia robustecer lo financiero, para bien de las dos repúblicas.
Polonia le está dando al mundo una impactante lección de solidaridad al acoger, con espíritu magnánimo, a millones y millones de ucranianos que, de la noche a la mañana, a bala los han expulsado, con crueldad de su patria, sin haber cometido crimen alguno. Muchas instituciones y gobiernos ayudan a Ucrania. Hasta funciones cívicas de gentes respetables, como el caso de la meritoria líder Olga de Villegas, quien organiza eventos, con mística y fervor, para apoyar a las víctimas ucranianas.
El jefe de misión polaca en Colombia, Wasny, le está imprimiendo sorprendente dinámica a su destacada posición diplomática. Se trata de un hombre académico, de sólida formación universitaria y con una valiosa trayectoria al servicio de Polonia. Esta nación ocupa enorme jerarquía en el Viejo Mundo por los sabios que le ha dado al mundo, una de papas y titular de siete premios nobeles. A Polonia la han llamado la Florencia de Europa por su riqueza humanística y también por la entereza moral con que ha superado algunos infortunios históricos. Los polacos son como una pelota de caucho, mientras más duro se arrojan contra el suelo, más alto rebotan.
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