PRISMA
Ciudad Bolívar, el polvorín

En su editorial del domingo pasado este diario se refirió a los graves problemas que afronta ese sector de la ciudad, haciendo un  serio análisis al que no le caben muchos aportes, más sin embargo, quiero llamar la atención hacia  temas que pueden ser tenidos en cuenta por las diferentes autoridades comprometidas con el asunto.

El Defensor del Pueblo, doctor Carlos Negret, por medio de alertas tempranas, procedimiento legal y muy efectivo que tiene la Defensoría para llamar la atención de las autoridades sobre situaciones preocupantes o anormales que se pueden potenciar con graves consecuencias para las comunidades, pendió las alarmas sobre algunas amenazas que se ciernen en Ciudad Bolívar, un barrio periférico de la capital. Ya en otras ocasiones el señor Defensor se ha pronunciado con acierto sobre alteraciones del orden público, en  sectores convulsionados  de grandes  ciudades como Medellín, donde el burgomaestre tomo medidas y ha enfrentado la situación de la comuna 13  coordinando la administración, con   autoridades, fuerza pública, y otras entidades que pueden apoyar tan difícil tarea.

El caso de Ciudad Bolívar entendemos que merece toda la atención posible y no es favorable que la Administración se enfrente con la Defensoría del Pueblo en debates desgastantes, a cambio de unir fuerzas, intercambiar información y coordinar estrategias; lo que alcance a ocurrir en ese sector de la capital puede ser muy grave, pues la experiencia nos enseña lo fácil que es para las bandas criminales, llámense como se llamen, nacionales o locales, penetrar estas sociedades y reclutar jóvenes para sus organizaciones. Estos barrios marginales tienen la capacidad de constituir células delictivas o por lo menos auxiliadoras de bandas establecidas, desprendiéndose por ello una cascada criminal en diferentes direcciones, teniendo como bandera el narcotráfico, hurto de vehículo, residencias, secuestro, extorsión y mil tipos de delitos más; una vez se organizan los grupos, la tendencia es buscar armamento para defenderse y enfrentar otros que trataran invadir el sector. No olvidemos las lecciones con el Bronx, dejamos que las cosas se salieran de madre y cuando de verdad se enfrentó la problemática, encontró la autoridad una situación de alta peligrosidad. Es por esto que la gran recomendación es unir esfuerzos y a trabajar en aquel  sector antes que sea tarde para las autoridades, los habitantes y la justicia. 

El trabajo de inteligencia que tanta información aporta en estos casos y apoyados en la alta  calidad de profesionales con que cuenta la fuerza pública en este campo, permitirá lograr claridad meridiana si lo informado por el señor Defensor es  verificable o no, pero de todas maneras como lo rezan las normas de inteligencia, toda información, por descabellada que parezca, debe ser verificada y recibamos las alertas como campanazo para organizar un trabajo social en ese sector.