Comienzo diciendo que fui emigrante, no como millones de colombianos y latinoamericanos que salen del país por fronteras borrascosas. Lo hice con pasaporte, visa y dinero, me fue muy bien en el país que me acogió, hice empresa y tuve éxito en esa experiencia de hace unas cuatro décadas. Pero esa no es la generalidad del migrante latinoamericano, pues de 12 millones que salieron de este continente en la década de los setenta, en 2020 superaban los cincuenta millones y el número crece exponencialmente, se prevé que para finales del treinta superen los cien millones.
La pregunta es: ¿Por qué emigran los latinoamericanos? Pues bien, este fenómeno se viene dando por diferentes factores, el primero por necesidad física y real de subsistencia, pues nuestros países no brindan oportunidades justas y necesarias a una población apta laboralmente, la gente no encuentra espacio de trabajo y si lo consigue es precario y mal remunerado. Otra causa es el bajo nivel de subsistencia, una educación efímera para los hijos, la falta de incentivos y mejor calidad de vida, algo que pretenden encontrar en los países receptores, donde la mano de obra es mejor paga, consideran que las garantías sociales son superiores y además por moneda fuerte que les permite enviar dinero a su familia en las llamadas remesas, así mismo hacer un ahorro para montar un negocio o garantizar una renta futura.
Pero aparte de lo anterior, existen otras causas insalvables como son la violencia, la inseguridad, como los gobiernos corruptos y tiránicos, es solo ver a los cubanos, venezolanos, nicaragüenses y de otros países de gobiernos socialistas y populistas, son quienes más emigran buscando mejor suerte. Colombia ha recibido unos tres millones de venezolanos, unos se quedan y otros pasan rumbo al norte o sur del continente, tristemente muchos caminando por las vías, llevando niños pequeños en brazos y hombros, viviendo de la caridad, unos despojándose del poco dinero que logró sacar, para ser esquilmados por los traficantes de fronteras o coyotes que se lucran de esa necesidad humana, igual el drama que miles están sufriendo en estos momentos en la frontera norteamericana a causa del título 42.
La esperanza de una vida mejor la apuntan hacia los Estados Unidos, el país que más emigrantes recibe en el mundo de todas las nacionalidades, algunos llegan con visa quedándose, otros cruzan furtivamente el rio bravo. Luego España por la facilidad del idioma y sus políticas migratorias, también van a otros países europeos que son receptores de emigrantes, aunque en menor escala de los africanos que invaden Europa, pero en general este fenómeno continuará mientras existan gobiernos nefastos en países latinoamericanos, eligiendo gobernantes ineptos y corruptos que exprimen su riqueza empobreciendo a su sociedad con fines de lucro personal y perpetuación del poder.
Latinoamérica es un continente joven y promisorio que se viene construyendo autónomamente hace doscientos años, la mezcla etnográfica proviene de las culturas indígenas ancestrales con los europeos colonizadores, creando una influencia propia que contribuyó a formar al latinoamericano bajo patrones españoles, franceses o italianos primordialmente, pero en otros casos ha predominado la influencia indígena como en Ecuador, Perú y Bolivia que registran pasado Inca, tanto en México y Centroamérica proveniente de la cultura Maya.
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