Borracho y furioso

El borracho descubre sus sentimientos y saca sus resentimientos. Según estudios sicológicos adelantados por prestigiosas universidades, han comprobado que una persona ebria se desinhibe y expresa verdades que reprime en sano juicio y además si se siente presionado por una situación que lo oprime, reacciona sin medir consecuencias, más aun cuando guarda frustraciones acumuladas, con rabia en el corazón las vomita sin temor, aun cuando en el “guayabo” se arrepienta y se atemorice de haber hablado más de la cuenta.  

Esto es lo que le sucedió a Armando Benedetti al haber llamado borracho a Laura Sarabia a hacerle reclamos que salieron a la luz pública y que después explicó el hecho, más no se retractó de lo dicho. El hombre reclama su espacio, se sentía maltratado y subestimado, cuando el mismo afirma que su participación en la campaña presidencial de Petro fue fundamental y efectiva, tanto en votos como en recursos financieros y que el trato recibido fue de tercera, cuando él había logrado conseguir quince mil millones de pesos y más de cien reuniones y manifestaciones.

En su reconocida borrachera y con el corazón ardido, este hombre arremetió vulgarmente contra la jefa de Gabinete presidencial; lo hizo furioso, con palabras soeces que no se le expresan a nadie y menos a una mujer, solo en el lenguaje bizarro de una persona inculta. Ha sido muy grave lo imputado por el borracho, ya las autoridades están investigando, que de comprobarse, pondría en tela de juicio la legitimidad de la elección presidencial de Petro y su Vicepresidenta, además coloca a la funcionaria de la presidencia al borde de su libertad, empantana a otras personas actuantes y le genera un grave daño a la democracia y el devenir político del país.

Esta situación que se origina por el hecho privado de un robo, se está convirtiendo en grave problema de Estado, al punto de la sorpresiva muerte del coronel Dávila de la policía que debería contar las verdades que conocía, de la cual el Presidente Petro se anticipó a decir que había sido un suicidio, pero otras versiones indican que fue un asesinato con al menos un disparo en la cabeza. Se suma el silencio de la exfuncionaria Sarabia y de las empleadas domésticas involucradas, la rápida salida del país de Benedetti, quien dijo que estaba amenazado, decidió irse a un lejano destino.

Pero como buena noticia para el país surge la oportuna aparición de los cuatro niños perdidos en la selva, que coincide con la firma de cese al fuego del presidente Petro en Cuba con el Eln, pero manteniendo éstos la potestad de secuestrar y extorsionar, como quizás también de continuar con su negocio de drogas al no ser perseguidos por las fuerzas militares del Estado.

Finalmente, borracho y furioso a Benedetti se le deben esos sucesos que no dejan de ser como un libreto para  una serie de Netflix, que bien podría ser escrita por Gustavo Bolívar, pues de todo hay en este circo llamado Colombia.

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