Un llamado a la compasión

"Él les responderá: “Les aseguro que todo lo que no hicieron por el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron por mí”.

Mateo 25:45 NVI

Actualmente la Guajira es el departamento más pobre de Colombia. Al menos 374 niños han muerto de hambre desde el 2017. El 66% de la población del departamento es pobre y apenas el 20% tiene acceso al agua potable. (Ver:https://www.google.com/amp/s/es.euronews.com/amp/2022/05/27/el-hambre-mata-a-los-ninos-en-la-guajira-colombia)

El Choco, es otro de los departamentos más pobres de Colombia, a pesar de tener madera, oro y atractivos turísticos en abundancia.

La corrupción y la violencia solo han dejado hambre y destrucción en nuestra hermosa tierra colombiana.

Hace poco caminaba por el centro de Bogotá y me asombró en mi recorrido ver que, al menos tres personas, estaban por ahí consumiendo drogas y destruyendo sus vidas a la vista de todos. Esto, sin hablar de la pobreza que se ve allí en el centro de la ciudad.

Hoy en día en el país el índice de pobreza monetaria se ubicó en 39,3 % (3,2 puntos porcentuales menos que el año anterior). En otras palabras, hay 19,6 millones de colombianos que no tienen suficientes ingresos para suplir sus necesidades básicas (Ver:https://www.google.com/amp/s/www.elespectador.com/economia/pobreza-en-colombia-estas-son-las-cifras-de-2021/%3foutputType=amp). Es decir, casi el 40% de los colombianos vive en la pobreza lo que equivale a casi 20 millones de personas.

A veces se cree que la responsabilidad de la pobreza es del Estado o de las fundaciones. Sin embargo, Dios en su Palabra nos insta a atender a los necesitados.

Todos deberíamos dar de nuestro ingreso para ayudar a los más vulnerables, no podemos esperar que solo el Estado se ocupe de esto.

Desarrollemos el buen hábito de ayudar al desvalido, pues esto agrada a Dios y nos llena el corazón de alegría, liberándonos del egoísmo.

Algunas veces, asociamos la compasión con dar algunas monedas al mendigo, pero podemos ir más allá, podemos dar más y mejor para los necesitados con la certeza de Dios recompensara todo esto.

¿Qué tal si en Colombia se vuelve tendencia el vestir al desnudo, el dar refugio a los que no tienen techo, el alimentar al hambriento y el dar de beber al sediento?

¿Qué tal si hacemos de la compasión por el otro; y no el odio, la rivalidad o la envidia, la norma por la que movamos nuestra vida?

Se puede empezar con cosas sencillas. Darle alimento a alguien que lo necesita, o tal vez, dar un sencillo mercado al mes a una familia.

El dar y tener compasión de otros no puede ser solo para la navidad. Hay necesidad todo el año, por tanto, sería bueno que pudiéramos dar a los necesitados todo el año. 

@feliperangel81

*Politólogo Universidad del Rosario.