Salió al fin la ultima decisión de la Corte de la Haya, donde resuelve la última de la escalada de tres demandas interpuestas por Nicaragua, país que pretendía una plataforma extendida más allá de las doscientas millas náuticas, lo que prácticamente nos invadía el mar Caribe de jurisdicción colombiana, casi que hasta las costas de Cartagena.
La decisión fue en derecho, negando las pretensiones de Nicaragua, por que no está en la costumbre internacional, ni en la Convención del Mar, la misma que Colombia no suscribió, que un país se pueda extender más allá de las doscientas millas de su plataforma continental. El marco de la discusión y de lo que sería la decisión lo había definido la corte desde el verbatim récords de 6 de diciembre de 2022, cuando advirtió que se concretaría a dos aspectos en forma exclusiva: si bajo el derecho consuetudinario puede la plataforma sobrepasar las doscientas millas y si la norma contenida en el artículo 76 de la Convención del Mar, refleja dicha costumbre internacional.
De esta fecha hacía atrás, con todo respeto por los distinguidos abogados y cancilleres que intervinieron, no hay nada que reivindicar, ni triunfos que adjudicar; en la sentencia del 2012, si bien conservamos el archipiélago de San Andrés y Providencia que pretendía el país demandante, perdimos 76.000 kilómetros cuadrados de mar territorial y eso no se borra ni se corrige con el reciente fallo; los que en sus manos perdieron esa importante zona la soberanía nacional siguen siendo responsables ante la historia; los mares de nuestro país, ahora son menores que antes.
Las intervenciones de las partes se concretaron, a partir de diciembre de 2022 a los exclusivos temas delimitados por la Corte y el nuevo equipo colombiano empoderado en octubre del 2022, con el apoyo técnico de la Armada Nacional y los apoderados internacionales, fueron los que dieron respuesta a estas dos inquietudes, fundamentada con pleno rigor jurídico, en cumplimiento del deber que los correspondía. Se hizo justicia en derecho.
El oportunismo político al que estamos acostumbrados, salió a reivindicar el triunfo en cabeza de cancilleres y abogados del pasado, quienes también cumplieron su deber anteriormente, pero que estaban actuantes cuando se expidió la sentencia de 2012 que nos arrebató 76.000 kilómetros cuadrados de mar; luego en sana lógica y justicia, no hay por qué atribuirles a los gestores pretéritos los recientes triunfos de la justicia internacional en el último reclamo de Nicaragua.
Es cierto que, con la reciente sentencia de esta semana, Colombia se ha salvado un tremendo riesgo que implicaba la política expansionista de Nicaragua que se aprovechó de la ingenuidad nacional, colocando tres demandas contra Colombia. ¡Pero de triunfo nada! En un balance consolidado de las consecuencias de estos pleitos navales, el resultado a favor lo obtuvo el país ‘nica’ que obtuvo 76.000 kilómetros cuadrados de Mar territorial, que antes eran soberanía de Colombia y donde pescaban tranquilamente los sanandresanos.
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