A mi paso por el Ministerio de Minas y Energía expedimos el Decreto 3004 del 26 de diciembre de 2013, por medio del cual “se establecen criterios y procedimientos para la exploración y explotación de hidrocarburos en yacimientos no convencionales”. Con el nos propusimos impulsar una especie de Plan B, frente al desabastecimiento de gas en el país que ya se avizoraba.
El país posee unas enormes reservas de gas metano asociado a los mantos de carbón, conocidas como CBM, se estiman en más de 40 TPC del mismo, equivalente a 8 veces las reservas probadas disponibles actualmente, que están atrapados en los abundantes yacimientos de carbón con que cuenta el país. Resulta que uno de los mayores potenciales está en El Cerrejón y hace años se le otorgó un bloque del mismo para su explotación a Drumond, pero esta empresa no ha podido extraerlo por falta de acuerdo con la empresa Cerrejón, que explota el carbón.
Ello resulta inadmisible en momentos en los que debido a la rápida declinación de las mayores reservas de gas natural en el país, que están en los campos de Chuchupa, Ballenas y Riohacha, en La Guajira, tenemos escasez de gas y estamos ad portas de tener que importarlo, para lo cual se construye una planta regasificadora en Mamonal.
Ante este impasse yo no me podía cruzar de brazos y procedí en consecuencia, sentando a las dos multinacionales para presionar un arreglo entre ellas con miras a destrabar el proyecto de extracción del gas metano en dicho yacimiento y, de esta manera, poder disponer del mismo en beneficio del país que lo requiere, les di un plazo perentorio para ello. No me alcanzó el tiempo para lograr este avenimiento, lo que deploro, porque no hay derecho a que se anteponga el interés particular de estas dos empresas que rivalizan en la industria del carbón a los intereses del país.
Otra arista que muestra el efecto beneficioso de esta alternativa es su beneficioso impacto ambiental.
Me refiero al beneficio para el medio ambiente de recuperar ese gas metano que se encuentra confinado en los depósitos sedimentarios de carbón, en lugar de que el mismo se libere a la atmósfera, haciendo daño y contribuyendo al cambio climático. Es bien sabido que el gas metano es el segundo más contaminante de todos, después del dióxido de carbono y el más tóxico; de él se sabe que tiene más de 22 veces la capacidad de retención de calor y, por lo tanto, de contribución al calentamiento global, que el monóxido de carbono. De abrirse paso, como lo esperamos, la explotación de este enorme filón de gas proveniente de yacimientos no convencionales como este, se le dará un enorme apoyo al compromiso adquirido por el Presidente Santos ante la comunidad internacional de reducir en un 20% las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) de aquí al año 2030.
*Director ejecutivo de la Federación Nacional de Departamentos
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