Quiero graduarme de Ciudadana y estar preparada para cuando se inicie la reconstrucción conjunta de esta democracia entre quienes se creían y combatían como contrarios. Llegará el momento en que debemos reconocernos todos como colombianos. Quiero estar educada en la Escucha de quien piensa distinto, en los acuerdos sobre los inamovibles de nuestra democracia, sin entregar principios, y en la identificación de líderes valiosos que han permanecido por fuera de los reflectores, para contribuir a hacerlos visibles.
En un mundo real donde van cayendo uno por uno los referentes, nos vamos quedando sin asidero. Dependemos de lo que somos por dentro y de las herramientas que manejamos hacia afuera y que cada vez nos toman más ventaja, en esta carrera vertiginosa del Cómo, de las nuevas tecnologías que se expresan, con frecuencia, en lenguajes ininteligibles. Nos están vaciando de todo lo conocido. Es como si la velocidad del mundo nos fuera dejando rezagados y pareciera imposible alcanzarlo. Pero hay una salida: reconocernos en nuestra inmensa riqueza interior y comprender que la sobrevivencia se construye sólo en Comunidad. Haciéndonos alumnos, aprendices del esquivo Cómo. Revelándonos ante la confusión reinante que nos divide y nos resta legitimidad. Identificando el abismo de lo que ignoramos y abrirnos a la confianza en nuestra propia luz interior.
Lo primero que quiero aprender es a ser ciudadana, a ejercer mi ciudadanía, a reconocerme como parte de un todo que decide y ejerce. Empezaré por todo lo que desconozco. Me bajo de la comodidad de lo que daba ya por hecho en un entorno institucional y social donde todo funcionaba y que ahora se deshace fácilmente frente nuestros ojos. Disfrutamos del bienestar sin saber de dónde venía. Ahora debemos ser corresponsables del bienestar de los otros.
Hoy se nos pide asumir el liderazgo que dejaron abandonado los políticos tradicionales, a quienes se les acabó su tiempo. De tanto regodearse en los laureles del poder se olvidaron de a quién representaban, olvidaron que su poder era delegado y que la soberanía "reside en el pueblo". Pero, ¿cuál pueblo? La palabra pueblo suele ser usada para referirse sólo a una parte, a los más pobres, a los excluidos y hasta a los más desadaptados. Suele desconocerse al resto. Que lo diga el Presidente Petro, para quien las marchas de sus seguidores son del pueblo que lo apoya y las marchas en su contra son de los herederos de los esclavistas del siglo IXX. Ya no se encuentran referentes ni para el uso del lenguaje.
Quiero graduarme de Ciudadana que no se deje tragar del mundo delirante que reflejan los medios. Quiero recuperar la perdida confianza en los dirigentes. Sueño con seguir a un líder que crea en valores, que se viva y se reconozca en lo mejor del ser humano: líderes creativos y optimistas. No quiero seguir desconfiando de tantos. No quiero dirigentes payaseando en redes. Se agota el reino del marketing. Que de la actual explotación emocional nos conduzcan a las ideas. Que la Verdad vuelva a ser verdad y el ciudadano se empodere para hacer Política, para opinar, para tomar decisiones.
No cedamos más los espacios políticos a quienes no los merecen. Hagámonos respetar como ciudadanos y retomemos el poder legítimo que reside en la ciudadanía.
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