Las Legiones Extranjeras de España y de Francia, son las únicas establecidas por Leonardo I Rey de Francia en 1831 y en el caso de la Legión Española, los mal llamados “novios de la muerte”, fueron aposentados con un espíritu nacionalista desde 1920. Son las dos únicas que conozco debido a su popularidad.
Ucrania es un caso especial. Allí figuran varios colombianos, entre cientos de latinoamericanos, que, por estar inmersos en ese conflicto del centro de Europa, de pronto no lo entienden. Unos van por Volodomir Zelensky, al mando de gobierno de Kiev, y los otros están con el mandatario ruso Vladimir Putin y su exgran amigo y jefe del grupo Wagner, míster Prygoshin.
El sargento Duberney Capador, en el caso de Colombia, los atrajo con una zanahoria mientras por el otro lado, el espíritu miliciano estaba presente. Allí los exmilitares jugaron un papel fundamental en cuanto a la neutralización del presidente haitiano, Jovenel Moise. Algunos de los milicianos no lo entendieron así y están detenidos, sin poder “evadir responsabilidades”, según me cuentan.
El caso de Argentina, Chile, Bolivia y todo Centroamérica, ocasionalmente aparecen uno que otro homicida. En Argentina, por ejemplo, se deportó a alias “El argentino”, quien formaría parte de las filas narco-insurgentes de las Farc y quien luego moriría debido a un stroke.
De México, nos llegan noticias poco alentadoras, como el caso de la frontera norte, para ellos y sur para los Estados Unidos, y allí los colombianos en general “se portan bien”.
Desde Venezuela, en donde campean orgullosos los miembros del Eln y de las Farc y en donde se planean atentados contra un general, una senadora y el nuevo fiscal, es algo que nunca se sabrá. Así el gobierno de turno de ese país lo niegue.
De los detenidos por el asesinato del periodista y candidato presidencial ecuatoriano, Fernando Villavicencio, hay seis arrestados, todos ellos colombianos, menos uno que resultó ser venezolano. Y sus conexiones vía celular, mientras la violencia sigue campeando en sus cuadros.
Al respecto les puedo garantizar que no existe en Latinoamérica un cuerpo de mercenarios, sino grupos de civiles armados y organizados, tal como lo requieren los Grupos Armados Organizados de México, como el caso de Jalisco Nueva Generación, que provee armamento a los miembros de los Choneros. Los Lobos, unos que sí, otros que no, y así sucesivamente, y así vamos desgranando la granada junto a los mafiosos albaneses, culpables de este terrible escenario y a los chinos, según mi buen amigo Evan D. Ellis.
Trabajé durante 20 años como jefe de Seguridad de una multinacional energética y les puedo asegurar que jamás recibí una orden al respecto, como en el caso de los carboneros de La Guajira.
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