Diversas ideas surgen alrededor de Recordar es Morir. Un rompecabezas de la Colombia contemporánea (Aguilar, Bogotá, 2016), de Daniel Coronell, practicante del periodismo investigativo, variantes policial y judicial, seguidor de criterios rigurosos compartidos: chequeo de las fuentes, rechazo de la Justicia Paralela a cargo de los medios de comunicación y favorecer el periodismo de investigación sobre el de filtración. Se desprende que Coronell diseñe la aplicación del método científico al periodismo investigativo por cumplir un requisito fundamental: tal actividad es el centro de su existencia. El periodista mencionado analiza los siguientes temas: toma y retoma del Palacio de Justicia, reelección de Uribe Vélez en relación con la Yidispolítica, chuzadas del extinto Departamento Administrativo de Seguridad, magistrado Jorge Pretelt, Saludcoop, Agro Ingreso Seguro (AIS) en conexión con Andrés Felipe Arias y, al final, Procurador General Alejandro Ordóñez.
Se recomienda la lectura de la obra de Coronell al agitarse, de nuevo, cualquiera de los asuntos citados, cual ocurre con la anulación de la reelección del Procurador por el Consejo de Estado, Saludcoop, Natalia Springer y el ex ministro de agricultura; respecto al último tema es pertinente el artículo “De justicias e injusticias” (El Tiempo, septiembre 3), de Lucy Nieto de Samper, para quien la sanción de “17 años de prisión por el equivocado manejo de AIS” es excesiva debido a que el ex ministro “no derivó ni un solo centavo”. Coronell señala que los recursos de AIS se desviaron no solo a personalidades adineradas, sino a seguidores de políticos activos en mayor o menor grado. Falta la explicación pública de algún miembro, o ex integrante, de las altas Cortes como acaba de hacerlo Juan Carlos Henao respecto al plebiscito y la Corte Penal Internacional.
Al combinar a Lawrence Freedman, Curzio Malaparte y Daniel Coronell se concluye que la “chiva” periodística en Colombia fue un ejemplo de predominio de la táctica sobre la estrategia y, así mismo, lo pertinente que habría sido la vigencia del aporte de Coronell cuarenta o cincuenta años atrás. Place que, en la actualidad, haya manuales de redacción, verificación como lo hace el diario El Tiempo con personas que podrían verse afectadas, integración de equipos de trabajo “estilo Coronell” para vincular “abogados del diablo” en el análisis y se recuerda la presencia de defensores del lector.
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