El contrasentido con los Uber

Es hasta gracioso. Dos visiones en un mismo gobierno. Mientras que, para el Ministerio de Hacienda, plataformas de movilidad como Uber o Didi son empresas que deben tributar más; para el Ministerio de Transporte estas aplicaciones son directamente y “hay que desmontarlas”. ¿Quién tiene la razón?

Para ser justos, el nuevo gobierno de Colombia heredó un problema complejo con las plataformas de movilidad. Y para ser todavía más justos: la doble visión del mismo Ejecutivo es una tendencia que viene de otros gobiernos y de gobiernos en todo el mundo.

El tema es la vehemencia en los mensajes. Mientras que desde el Ministerio de Transporte llega un mensaje más vehemente y confrontacional, desde la cartera de Hacienda los vientos y los mensajes son más conciliadores. Por supuesto, existe un factor político y de presión por parte de un gremio fuerte como es el de los taxistas.

Es importante señalar que, en Europa corren vientos progresistas que gritan arengas con máximas como “precarización laboral” o “esclavos digitales”. La discusión tiende a ser muy emocional y muy poco pragmática. De fondo, las aplicaciones digitales han insistido en que ellos no son empresas de transporte o de mensajería. Siempre han dicho que son plataformas.

Por supuesto, toda esta disrupción tiene un vacío regulatorio. Un hoyo negro que hasta ahora nadie había querido cavar. Por un lado, está la realidad de miles de personas que recorren las calles de las grandes capitales transportando usuarios o llevando cuanto encargo haya, sin tener una afiliación a regímenes de salud o pensión. Tampoco tienen acceso a seguros, pensiones o liquidaciones.

Como siempre, las legislaciones están cinco o diez años tarde. La economía digital, los famosos unicornios, ya están volando muy alto como para que la regulación los alcance. Esta discusión era importante darla, ¡pero en 2016! En pleno 2022, ya no hay forma de regular o de manejar a organizaciones que cotizan en bolsa y producen miles de millones de dólares.

Ahora, desde el punto de vista de la ya dolorosa reforma tributaria existe un texto que llama mucho la atención: “Tributación por presencia económica significativa en Colombia. Se encuentran sometidos al impuesto sobre la renta y complementarios las personas no residentes o entidades no domiciliadas en el país con presencia económica significativa en Colombia sobre los ingresos provenientes de la venta de bienes y/o prestación de servicios a favor de clientes y/o usuarios ubicados en el territorio nacional”.

De esta forma, mientras que en una cartera los ven como un enemigo que deben acabar, en otra cartera la ven como una poderosa fuente de ingresos para cumplir metas sociales. Más temprano que tarde, los ministros Guillermo Reyes y Jose Antonio Ocampo tendrán que sacar un tiempo en sus agendas y reunirse para tomar una decisión.

Porque eso de que sean ilegales para funcionar, pero muy legales para tributar si es un sapo muy jodido de tragar. De fondo, tengo que decir que las regulaciones para los unicornios son necesarias y obligatorias. El problema es que eran para 2015. Para 2022, serán un exabrupto.