RE-ACUERDO CON FARC
El Congreso es el camino

 Al observar el clima de opinión acerca del acuerdo de paz firmado y renegociado en La Habana con las Farc, resulta difícil entender el por qué el Gobierno desatendió en su momento los llamados que, como en mi caso, se hicieron para defender la necesidad de crear no una política de gobierno sino de Estado que permitiera que el acuerdo de paz al que se llegara con la guerrilla de las Farc fuera  sólido y duradero.

En mi caso particular, insistí en este punto e incluso propuse que los acuerdos se llevaran al Congreso de la República para su implementación siempre que a pesar de no estar este en su mejor momento de apoyo e imagen para la opinión pública, se trataba del epicentro de la rama legislativa del poder y además allí estaban representados los partidos y las distintas fuerzas representativas de la vida política de nuestra nación.

Sin embargo tales pedidos se hicieron en vano y hoy somos testigos de esta enorme equivocación. Si el Gobierno hubiera consultado con antelación a la realización del plebiscito del pasado 2 de octubre la opinión de las distintas fuerzas políticas y hubiera intentado llevar a cabo un acuerdo nacional alrededor de la paz, como también fue muchas veces propuesto en diferentes medios escritos y por mí mismo, otro seguramente hubiera sido el resultado del plebiscito.

Y si a esto se hubiera además permitido que el Congreso de la República llevara a cabo los debates correspondientes, éstos se habrían realizado en el lugar adecuado para lograr acuerdos dentro del marco del órgano de representación nacional, donde las decisiones se adoptan bajo la regla de oro de la voluntad de las mayorías.

En las oportunidades en que escribí al respecto incluso llegue a decir que en mi concepto la formulación a la pregunta del plebiscito sobre si los colombianos estábamos de acuerdo con la paz podía verse inconstitucional bajo la premisa que no se le puede preguntar al pueblo si está de acuerdo o, por el contrario, rechaza un derecho fundamental como lo es la paz y que incluso aparece como norma constitucional.

En este momento nos encontramos que después del fracaso del Sí en el plebiscito, este encargo ahora se le hace al Congreso. Y en este orden hay que decir que, independientemente de las voces en contra de tal procedimiento, es necesario que esta Corporación asuma a la mayor brevedad el estudio tanto de las reformas legales como constitucionales que se pactaron, pues lo que es claro es que de no hacerlo o demorar mucho su estudio y tramite, se pone  en peligro la paz de los colombianos.   

Finalmente lo que es claro es que en el Congreso están representadas todas las fuerzas políticas del país  Y en el mundo es precisamente en el foro de la democracia, que son los Congresos,  donde se buscan los acuerdos, se hacen los debates y se llevan a cabo las discusiones para llegar a decisiones de  mayorías. ¡Esa es la democracia! Lo demás son deseos de protagonismo de quienes no están elegidos y quieren seguir teniendo participación en las determinaciones de la vida política nacional.