Es urgente una convocatoria nacional para proteger el sistema pensional luego del ajuste sugerido por la Comisión del Gasto Público. La estructura actual tiene cumplidos principios sociales, reconocidos y defendidos por la ciudadanía.
La instancia primordial es preservar Colpensiones como directriz y motor eficiente que ha sido para un 1 millón 300 mil adscritos, según cifras oficiales.
Ante frenazos de la economía, las comisiones de estudio siempre encuentran baches y sugieren reformas, con apretones a estratos de menores recursos y, nunca miran para arriba, focos multimillonarios de pensiones; son verdaderos desangres financieros.
Válido pensar ahora que a los comisionados hay que preguntarles sí están con el Estado, con el Gobierno o con las rígidas normas económicas, tan poderosas, por encima de la gente que vive, o ha vivido de su trabajo.
No se desconoce que la reforma es indispensable para proyectar a más de cinco años o diez años el flujo permanente de financiación del sistema; sin duda la situación impone encontrar nuevos generadores financieros en el aparato económico de la nación.
El ministerio de Trabajo señala que desde 2010 se han creado 3 millones 500 mil empleos, una cifra válida que soporta respaldo para encontrar caminos alentadores para futuros beneficiados, si se tiene en cuenta la responsabilidad del Estado con ciudadanía, en años venideros, con incremento poblacional.
Otro debate abierto es la propuesta de aumento de edad para hombres y mujeres que apliquen solicitud de pensión; el aumento para ambos fracturaría aspiraciones del trabajador y familia; además cercenaría un derecho ciudadano, a mitad del camino laboral.
Una convocatoria nacional podrá fijar la reforma con fondo y equilibrio en estrategias para el ajuste; ojalá con participación y análisis, desde academia, congreso nacional, empresa privada y expertos con imparcialidad.
A la brava y a las carreras nada funciona. Las decisiones deben llevar a preservar la actual modalidad, afianzando tarea social con efectivo cubrimiento a trabajadores de todas las escalas salariales.
En proximidad a elección presidencial mejor será que se siga la ruta del conducto razonable, dejando la reforma en manos del próximo Gobierno y sus iniciativas.
No puede estar siempre la estructura social expuesta a intereses particulares al proponerse un cambio legislativo. La situación requiere Gobierno vigilante, con arbitraje en punto justo para acuerdo definitivo.
Esta coyuntura marca uno de los comportamientos más sensibles en el orden laboral de todos los estamentos del país; encontrar fórmulas adecuadas es el llamado del momento, sin caer en huelgas, ni paros, que terminan en tormentas con desorden público.
La razón de este enfoque tiene como objetivo mantener salvavidas pensional, para nutrir ahora y hacia el futuro, la fuerza laboral activa o en retiro, en la Colombia desordenada.
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