LA OTRA CARA
Candidaturas planas

“Campaña abundante en promesas, sin grandes ideas”

La ciudadanía está medianamente decidida a votar sin emociones, en medio de relativo interés por candidatos y propuestas, para cruza primera meta, el  27 de mayo en las urnas. Hay un relativo interés, visto de medio lado, como para sentir algo de  “colombianada,” nada más.

El  debate electoral mermó atracción desde el año pasado al desencadenarse el virus corrupto, aún sin final, tanto en Colombia como la Latinoamérica.

La gente recuerda la corrupción desde hace más de cuatro décadas; era ocultada por la mano mágica de la politiquería, dominada por partidos tradicionales; Mágica, porque se tapaba, con el manto de supuesta honorabilidad, abolengo de apellidos y maltratada bandera democrática.

Válido afirmar que - “El pasado no perdona”- las costumbres y los hechos se repiten, como dijo siglos atrás, Bennedeto Croce, historiador y filósofo italiano, en su momento: “la solemnidad, sin ideas y con florituras, lleva a prometer lo irrealizable”; como decimos aquí: “pura cháchara”.

En el teatro electoral, siete candidatos están obligados a responder complicaciones, como paz con justicia, desarme de bandas criminales, con narcotráfico; guerra judicial a corrupción, tributación sin exagerar impuestos, reordenar la salud y acrecentar educación y empleo.

Son unos 15 objetivos clave, que aún, con candidatos fuertes de verdad,  no pueden tener fórmula sabia, para la exigencia, de quienes  esperan Gobierno, para reestructurar país.

Sin aplaudir, ni destruir a ninguno, en el escenario actúan, la inexperiencia para ser presidente, frente a ligeros experimentados o no bien preparados, para asumir reto nacional.

Duque, joven, preparado, entusiasta con su propuesta, pero falla, sin explicar cómo hará los cambios; el cómo, debe ser lo primero, tanto como su anuncio de incorporar gente sin contaminación.

Petro, con barra para ir al populismo, muestra desprecio por el sector privado, tiene temperamento emocional, variable y desordenado, como su personalidad y su alcaldía; cambiaba gabinete con frecuencia.

Vargas Lleras, experiencia, trabajador y obsesión por hacer obras. Cuidado: se le salta la piedra fácil; ojalá, baje temperatura anímica.      

Fajardo, con estandarte de educación. La experiencia en Antioquia y Medellín fue una, en la nación sería otra. Promete puertas abiertas para educar; eso se ha dicho, miles de veces al país.

De la Calle, bueno al conducir la paz, capacidad de diálogo y conocimiento de Estado y Gobierno; pero con todo respeto: luce agotado.

Viviane Morales tardó en ubicar su candidatura, tiene experiencia en temas sociales; sería buena ministra.

Y el cierra, el pastor Trujillo. Pasa a la historia mundial, haciendo campaña presidencial en privado, solo con oración y fe. Nadie lo conoce. 

Son candidaturas planas, sin alto relieve en ideas, para proyectos que reconstruyan país, con creatividad, no con emoción.