La mentira del negrito del batey

El trabajo, el emprendimiento y la vocación, son fundamentales para la realización del ser humano y su felicidad.

Un hombre que tiene vocación y propósito es un hombre más feliz y que tiene un mayor sentido de la vida.

Culturalmente se ha visto el trabajo como carga, castigo o, incluso, algunos le ven como una maldición. Esto se refleja en la letra de la popular canción “El negrito del batey”, compuesta por Medardo Guzmán, que en algunas de sus estrofas dice: “el trabajo para mí es un enemigo… porque esto de trabajar a mí me causa dolor…el trabajar yo se lo dejo todo al buey, porque el trabajo lo hizo Dios como castigo”. Nada más mentiroso que esto, pues el trabajo es una bendición de Dios. Cuando Dios colocó al hombre en el Edén le dio trabajo, propósito, debía administrar y cuidar de este enorme jardín.

Algunos se acogen a lo que Dios le dijo a Adán, luego de haber pecado, “te ganarás el pan con el sudor de tu frente”, para argumentar que el trabajo es un castigo divino. Quedarnos en esta perspectiva es dejar de ver, lo que Jesús realizo en la cruz al redimir al hombre. Jesús no solo redimió el alma del hombre, sino su vocación, su sentido y su labor.  De esta manera, un hombre creyente ya no ve el trabajo como un castigo, sino como un favor de Dios para honrar Su nombre con su actividad.

En Ginebra Suiza, en tiempos de Juan Calvino, él predicaba que el que hiciera zapatos debía hacerlos de la mejor manera posible para Dios;  se cree que de allí provino la calidad, que hasta hoy, caracteriza los productos suizos como los relojes y el chocolate.

El trabajo no solo es una manera de ganarse la vida, sino que también es la manera en que invertimos nuestro tiempo para desarrollarnos, crecer y progresar.  Un hombre o mujer se desarrollan en la medida en que crecen en virtud y en excelencia, en la realización de sus labores.

En Colombia el desempleo para febrero de este año está en 15.9%, lo cual significó un aumento de 3.7%, frente al mismo mes del año anterior (12.2%).  (ver www.dane.gov.co). Es decir, que tenemos un desempleo casi del 16%, lo cual es una proporción significativa y nos habla de la realidad de pobreza y escasez que viven algunos por falta de empleo.

El republicano Ronald Reagan decía con mucha razón: “El mejor subsidio es un empleo”. Uno de los retos de este gobierno, en lugar de pensar en incrementar los impuestos a una economía y una sociedad agobiadas por las consecuencias nefastas de la pandemia, debe ser enfocarse en propiciar las condiciones óptimas para que se genere más y mejor empleo en la sociedad.

Es claro que un Estado no puede mantener, a punta de subsidios insuficientes, a las clases menos favorecidas del país, pero si puede generar condiciones apropiadas para llevar trabajo a estas personas. Es mejor una persona con trabajo estable, que la misma persona con un subsidio modesto.

 No obstante, en algunos casos, los subsidios podrían ser necesarios, como en el caso de adultos mayores abandonados por sus familias. Sin embargo, siempre será mejor buscar generar empleo y emprendimiento que buscar ofrecer modestos subsidios a millones de colombianos.

@feliperangel81

*Politólogo Universidad del Rosario.