Al instalar las sesiones del Congreso este 20 de julio, el presidente Juan Manuel Santos dijo que estaba abierto el debate. ¿Ahora sí? Pero para poder hacerlo se necesita, como requisito mínimo, que el Gobierno ponga sobre la mesa todas las verdades de lo realmente acordado.
Llegados a este punto de imposición de los acuerdos con las Farc, sin escuchar las voces de las mayorías ciudadanas, los esfuerzos se concentran en ganar el plebiscito. Para facilitarlo el umbral se bajó al trece por ciento y solo habrá financiación oficial para el sí. Cualquiera que sea el resultado los colombianos sufrirán las consecuencias de acomodar las reglas sobre el umbral y financiar la propaganda de sólo uno de los extremos de una fuerte polarización.
En ese contexto, vale la pena tener en cuenta la recomendación de la centésima primera Asamblea Plenaria de los Obispos colombianos que convoca a participar en el plebiscito "de manera responsable, con un voto informado y a conciencia, que exprese libremente su opinión, como efectivo ejercicio de la democracia y con el debido respeto a lo que la mayoría finalmente determine".
Hasta ahora, el contenido polémico de los acuerdos ha estado magistralmente encriptado en los documentos hecho públicos, pero, de cara a la votación en el plebiscito, tendremos que conocer con transparencia, los alcances de lo acordado. ¿Quién elegirá los magistrados de la Jurisdicción especial para la paz? ¿Qué pasará con quiénes cometieron delitos de lesa humanidad? ¿Llegarán directamente al Congreso? ¿Podrán desplazarse por todo el territorio nacional? ¿Las estructuras "disidentes" de las Farc se quedarán con el negocio del narcotráfico y la extorsión? Las respuestas claras a éstos y otros muchos interrogantes que inevitablemente surgirán cuando salgan a la luz los acuerdos completos, permitirán que haya un "voto informado y a conciencia", sin convertir la información en propaganda ni provocar el enfrentamiento entre los "amigos y enemigos de la paz"
Hay que leer cuidadosamente el llamado de atención de los obispos sobre el ejercicio de la política en torno a la paz: "Conviene que se tenga presente que la política tiene como tarea el bien común y que la paz social es la mayor conquista de esta tarea: justamente por ello no puede ser politizada ni instrumentalizada, convirtiéndose en causa de polarización".
En este proceso electoral tan decisivo para Colombia es necesario escuchar las alertas de la población, como la denuncia hecha por los comerciantes del Caguán, en RCN, sobre la ininterrumpida extorsión de las Farc. No se puede encubrir, ni manipular la verdad, mediante la propaganda. Lo que está en juego es nuestra subsistencia como democracia.
Quedan pendientes las recomendaciones para quienes, después de informarse a conciencia, decidan abstenerse como una forma de expresar su inconformidad e impedir que se alcance el umbral. Sería algo así como “vote o no vote, pero hágalo a conciencia.”
Los obispos le apuestan a la esperanza y aceptan la invitación del Papa Francisco para convertir la iglesia en un "Hospital de Campaña" que después de una guerra se dedica, con pasión, a curar las heridas de tantas víctimas y a devolverles la confianza en el futuro".
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