LA OTRA CARA
Acelerar ayuda

Es fenómeno mundial la concentración de habitantes de la calle, en ciudades densamente pobladas de países desarrollados. Las autoridades actúan de inmediato para integrarlos a la sociedad, ante la afluencia de personas en consumo de droga, enfermedad mental o abandono. Son programas permanentes en grandes capitales.

En Bogotá, se dejó crecer el problema. Comenzó hace 50 años en la plaza Los Mártires, lo confirman archivos periodísticos sobre la época. Al sitio llegaban los buses intermunicipales. No había terminales de transporte. Hubo respuesta policial y no social.

Se extendió al cercano sector, La Estanzuela, algunos acentuaron el consumo de droga, más arriba, en la Calle El Cartucho, a cuatro cuadras del Palacio Presidencial. Se erradicó el lugar, pero no hubo atención de fondo.

Continuó en la espalda del templo, El Voto Nacional, y luego al occidente, hasta la Plaza España, uniendo tres manzanas y formando el  “Bronx”.  Ahí se infiltró la red de microtráfico, que tomó el sitio como epicentro para distribuir y venta droga por la ciudad, una de las prácticas de esas redes.

Olvidó el Gobierno de Bogotá, que el plan humanitario, debía aplicarse de manera paralela a la demolición. No todos son consumidores de droga, muchos tienen enfermedades graves, otros, están por abandono.

Existe además un fenómeno nacional que, con engaños a cambio de dinero, movilizan personas desde distintos lugares del país, para luego abandonarlos en Soacha y finalmente, toman camino deambulando por Bogotá, inclusive con menores, vulnerables a droga y toda forma de delincuencia.      

Con objetividad se resalta la labor organizada por las secretarías de Integración Social y Salud, al convencerlos, salir del caño de la carrera 30 con calle sexta para ofrecerles protección.

Ahora se suman las denuncias ciudadanas, sobre presunto desplazamiento forzoso, a lugares no establecidos, al observarse de manera sorpresiva reducción de grupos de indigentes que han estado a la luz del día, horas antes.

De comprobarse el tenebroso episodio tiene que avanzar a fondo una investigación para establecer origen y autores de esta oscura operación criminal, solo comparable con novelas sobre la vida del llamado bajo mundo, o hechos para olvidar, como los ´falsos positivos´, escritos en la historia negra de Colombia.    

Ojalá el Concejo capitalino, sin rivalidad política, o afán de figuración en lo social, decida sobre dos proyectos propuestos para construir un centro periférico, acondicionado con dignidad para asistencia médica y capacitación laboral. Hay indigentes que reclaman aprendizaje de oficios productivos.  Acelerar la ayuda, debe ser el objetivo inmediato.

juanalcas@yahoo.com